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Vivimos en un mundo en donde todo nos invita a la soberbia

por Card. Rubén Salazar Gómez
humildad

Cada domingo el Señor nos instruye por medio de su palabra y uniéndonos profundamente a él, al celebrar el memorial de su muerte y de su resurrección, escuchemos con mucha atención lo que el Señor nos quiere decir hoy a nosotros.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba 
instruyendo a sus discípulos. Les decía:

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los 
hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres 
 días resucitará».

Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: 
 «¿De qué discutían por el camino?»,

Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién 
era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos  
y el servidor de todos». y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre,  me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino 
al que me ha enviado».

Palabra del Señor.

 

 

Transcripción la voz del pastor 23 de septiembre  de 2018

Vivimos en un mundo donde todo nos invita a la soberbia.

Hacer los más importantes, hacer aquellos que  marcamos las pautas, somos los que dirigimos, los que ordenamos, los que mandamos, porque tratamos de hacer siempre lo que queremos.

 El Señor hoy el evangelio nos muestra. un camino totalmente diferente, es el camino de la humildad de la pequeñez, de los sentirnos mejores y mayores que los demás, sino sencillamente vivir con la sencillez de un niño, y él nos lo dice precisamente porque él, no solamente lo ha expresado por medio de sus palabras, sino que lo ha vivido profundamente, ¿qué significa su pasión y su muerte? Hoy el Señor los anuncia que va a ser entregado a la muerte por nosotros y va a resucitar, el hubiera podido salvarnos por medio de actos poderosos, podría haberse venido como nos lo dice San Pablo, sin renunciar a su condición de Dios y por lo tanto manifestándose plenamente como Dios con toda su fuerza, no, él quiso ser humilde pobre pequeño quiso nacer de una virgen desconocida, en un pueblito desconocido de Judea, en una pesebrera, rodeado de animales, él quiso crecer humildemente y todo su ministerio dio muestras profundamente de eso, servicio, estaba disponible para atender a todos los que se acercaban a él, para hacerles el bien, para servirles de verdad y esto lo llevó hasta el extremo de amarnos hasta la muerte y morir por nosotros en la cruz.

 Por eso el Señor nos invita hoy a pensar que el verdadero sentido que tiene la existencia humana, es el del servicio a los demás, cuando somos prepotentes, cuando nos creemos más que los demás, cuando tratamos de imponer por la fuerza nuestra opinión sobre los demás, lo único que estamos haciendo es generar injusticias y violencias, que destruyen la relación con los demás, que nos llevan a pleitos a enfrentamientos a rencillas e incluso a veces a homicidios, Asesinatos.

No ese no es el camino, ese no es el camino, parecería que fuera, pero la realidad es es toda la contraria, cuando verdaderamente nosotros somos capaces de ponernos frente al otro en una actitud, no de inferioridad de complejo de inferioridad, sino en una actitud de servicio, a ver cómo puedo yo servirle en que puedo yo ayudarle, que cuál puede ser en este momento la obra que yo debo hacer para que crezca la paz y la concordia entre los otros, entonces las cosas cambian totalmente.

Porque vamos a estar siempre en una actitud receptiva de profundo respeto a los demás, vamos a colaborar con los demás, vamos a ser fraternos, vamos a ser solidarios, y este mundo en el que vivimos va a ser un mundo cada vez mejor, no habrá todas estas injusticias terribles en las cuales vivimos todos los días, de gente marginada, de gente excluida de gente en la miseria, de gente muriéndose en medio de las dificultades más grandes, no porque seríamos todos verdaderamente solidarios, atentos los unos a los otros, y por lo tanto construyendo un mundo de justicia y de paz.

 Esto es lo que el Señor quiere que nosotros hagamos de una manera especial ya que somos sus discípulos, es decir ya que creemos en él, como nuestro salvador y lo tomamos a él no solamente como nuestro modelo, sino también como la fuente de la cual nosotros bebemos la fuerza que necesitamos, para poder transformar nuestra vida y transformar el mundo en que vivimos.

Fíjensen ustedes cómo sería diferente el mundo si los políticos, los señores de las empresas, los que tienen el dinero, tuvieran una actitud diferente, de verdadero servicio, pensemos en un momento y empecemos por nosotros, pensemos que si cada uno de nosotros pone su granito de arena en crear un mundo de convivencia fraterna de servicio auténtico los unos a los otros, cambiaría esto definitivamente y eso es lo que el Señor quiere de nosotros.

Pidámoselo el hoy en esta en este domingo en el cual su palabra nos invita especialmente a esta actitud de servicio a los demás.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes. Amen.

 

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