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Abusos: comenzó el retiro espiritual de los obispos de los Estados Unidos

por Vatican News
Director espiritual

Los ejercicios espirituales están dirigidos por el Padre Cantalamessa, predicador pontificio. El Papa pidió a todos los obispos de los Estados Unidos que participaran para recibir de Dios la luz y la fuerza para afrontar la crisis de los abusos

El retiro espiritual de los obispos americanos se está realizando en el seminario de Mundelein, en la archidiócesis de Chicago. Una semana de oración por invitación del Papa Francisco dirigida a todos los obispos del país, en el contexto del escándalo de abusos que ha golpeado a la Iglesia en los Estados Unidos. Los ejercicios son guiados por el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, «gentilmente ofrecido» por el Papa, informó un comunicado de la presidencia de los obispos americanos. El tema de las meditaciones está tomado del Evangelio de Marcos: «Hizo doce para estar con él y también para enviarlos a predicar» (Mc 3,14).

Cantalamessa: un retiro para recibir la fuerza del Espíritu

En una declaración al Catholic News Service, la agencia de los obispos de los Estados Unidos, el Padre Cantalamessa dijo: «El Santo Padre me ha pedido disponibilidad para realizar una serie de ejercicios espirituales para la Conferencia Episcopal, para que los obispos, lejos de sus compromisos cotidianos, en un ambiente de oración y silencio y en un encuentro personal con el Señor, reciban la fuerza y la luz del Espíritu Santo para encontrar las soluciones correctas a los problemas que afligen a la Iglesia americana de hoy».

Card. DiNardo grato al Papa

El card. Daniel DiNardo, Presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, expresó su gratitud al Papa por el envío del predicador pontificio y dijo: «Agradezco al Santo Padre por invitar a los obispos y a mí a dar un paso atrás y a entrar en este tiempo de escucha de Dios, mientras tratamos de responder a las intensas cuestiones que nos aguardan en las semanas y los meses que están por venir». También pido humildemente a los laicos, a nuestros sacerdotes y religiosos vuestras oraciones por mis hermanos obispos y por mí, mientras nos unimos en la solidaridad para buscar la sabiduría y la guía del Espíritu Santo. Oren también por los sobrevivientes de los abusos sexuales, para que su sufrimiento sirva para fortalecernos a todos en la difícil tarea de erradicar un terrible mal de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad, para que ese sufrimiento no se repita más.

Papa: ayuno y oración para escuchar el dolor de las víctimas

«La dimensión penitencial de ayuno y oración -escribió el Papa Francisco en su Carta al Pueblo de Dios del pasado 20 de agosto- nos ayudará […]a ponernos delante del Señor y de nuestros hermanos heridos, como pecadores que imploran el perdón y la gracia de la vergüenza y la conversión. […]Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos. La conciencia de pecado nos ayuda a reconocer los errores, los delitos y las heridas generadas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión. Asimismo, la penitencia y la oración nos ayudará a sensibilizar nuestros ojos y nuestro corazón ante el sufrimiento ajeno y a vencer el afán de dominio y posesión que muchas veces se vuelve raíz de estos males. Que el ayuno y la oración despierten nuestros oídos ante el dolor silenciado en niños, jóvenes y minusválidos. Ayuno que nos dé hambre y sed de justicia e impulse a caminar en la verdad apoyando todas las mediaciones judiciales que sean necesarias. Un ayuno que nos sacuda y nos lleve a comprometernos desde la verdad y la caridad con todos los hombres de buena voluntad y con la sociedad en general para luchar contra cualquier tipo de abuso sexual, de poder y de conciencia».

El Papa escribe a los obispos americanos

El Papa, en su carta,  llama la atención sobre un punto neurálgico: “la credibilidad de la Iglesia se ha visto fuertemente cuestionada y debilitada por estos pecados y crímenes, pero especialmente por la voluntad de querer disimularlos y esconderlos… La actitud de encubrimiento, lejos de ayudar a resolver los conflictos, permitió que se perpetuasen e hirieran más profundamente el entramado de relaciones que hoy estamos llamados a curar”.

Estas situaciones también son generadoras de tensiones internas no sólo en las comunidades locales, sino entre los obispos. Francisco llama a estar atentos a que los conflictos entre personas o cualquier recriminación,  no opaquen la búsqueda de soluciones. Considera necesario revisar la manera de relacionarnos con las comunidades, pero también,  la manera en que nos relacionamos entre pastores y con las cosas que se nos han confiado para administrar.

El Papa expone que no solo es tiempo de buenos administradores, sino de pastores que asuman de manera colegiada la actual misión. Para ello hay que “sumergirnos mejor en la realidad, intentando comprenderla y escucharla desde dentro sin quedar presos de la misma”.

El cuerpo de la Iglesia estadounidense necesita reconocerse pecador, pero está  llamado a la conversión. Esta no debe banalizar la respuesta, sino que debe” escuchar la voz del Señor que se encuentra en la calma y dejarse convocar por su palabra”.

El clima desde el que los obispos norteamericanos deben realizar su misión es de amistad y servicio. Hay que evitar caer en la trampa de la funcionalidad y eficiencia propia del mundo de los negocios. La credibilidad, afirma el Papa, “nace del servicio sincero y cotidiano, humilde y gratuito hacia todos, especialmente hacia los preferidos del Señor”.

Hay que estar atentos a no caer en la dinámica de “un mundo propenso al odio y la marginación, a la desunión y a la violencia entre hermanos” porque la misión de la Iglesia es “ser tierra de encuentro y de hospitalidad no solo para con sus miembros sino con todo el género humano”.

El Papa termina la carta, haciendo un llamado a “testimoniar de modo concreto y creativo que Dios es Padre de todos”. Esta misión será exitosa si trabajamos con otros actores sociales para luchar por ser “instrumentos de unidad, de concordia y de paz”. Este momento pasa por la cruz. No podemos evitarla. María que camina al lado de su Hijo, ayude a perseverar, esperando hasta que llegue la luz de Dios.

Fuente Vaticannews.va

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