Evangelio según San Juan 6,30-35.
La gente dijo a Jesús: «¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo».
Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo».
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan».
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Cada vez que visitas nuestros anunciantes estas ayudando
a Misioneros
El pan de Vida.
1) ¿Creamos en ti?: es el planteo que muchos se hacen y nos hacemos. Porque el dolor nos interpela, la muerte, la incertidumbre… estas cosas nos llevan a cuestionarnos y hasta enojarnos con Dios. Nadie busca el dolor en su vida y es por ello que cuando el dolor gira en vos lo querés sacar como sea, incluso enojándote con Dios. Pero también es necesario ser justos y mirar lo que tenemos, las cosas lindas que nos pasaron y el caminar que venimos haciendo. Hay que mirar todo el vaso y no la parte del vaso vacío.
2) Danos de ese pan: hoy venimos pasando un momento distinto, y hasta pedimos que se vuelvan a abrir las iglesias para obtener la misa como normalmente la teníamos. Pero hay un proceso para todo. Los obispos también vienen planteando, y mi mente se va otra vez a los primeros cristianos, ante la persecución del cristianismo, cómo meditaban la Palabra y el ser Iglesia doméstica. Hoy estamos forjando esta idea, ser Iglesia hogar, Iglesia doméstica. Estamos haciendo Iglesia en tu familia. Y es darte cuenta de que tu familia también es Iglesia y que orar también es trabajar. Así que no te desanimes si estás con los auriculares escuchando misa y con los ojos frente a la pantalla de una computadora. Eso también es oración. Hoy juntos, como Iglesia, vamos llevando la vida y mostrando que «día nuevo, lucha nueva».
3) Pan de vida: cuántos hoy estamos valorando y disfrutando de la comunión espiritual. Si bien muchos extrañamos la comunión material, nos alimentamos de la comunión espiritual. La obra de Dios se sigue mostrando, pues el coronavirus nos ha mostrado lo que puede lograr el hombre. Pero el encierro nos ha mostrado que nada ni nadie nos para a los cristianos para seguir teniendo a Jesús. Capaz que muchos se nos rían y nos critiquen, pero estoy seguro de que muchos están sorprendidos de cómo Dios se metió en todo esto. ¡Nos vemos en la misa, porque ni la mala red de wifi nos para!
