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Iglesia, feminismo y el rol de la mujer

por Editor mdc
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Desde el sábado 11 y hasta el martes 25 de este mes, se está llevando a cabo el VI Diplomado Internacional de Doctrina Social de la Iglesia, Mujer en la vida pública: Feminismos e identidad católica en el siglo XXI, “Iglesia, feminismo y el rol de la mujer”. Cinco mujeres nos hablan al respecto.

En el último tiempo se ha venido desarrollando un proceso de visibilización y toma de conciencia sobre el rol de la mujer tanto en la sociedad como en la Iglesia, quedando demostrada muchas veces las desigualdades que sufren en un sistema que ancestralmente ha privilegiado a los varones. Es por eso que la Academia de Líderes Católicos ha recogido esta problemática y, desde el pasado sábado 11 y hasta el martes 25 de julio, está realizando el sexto diplomado internacional llamado: “Feminismos, género e identidad católica en el siglo XXI”. Este Diplomado tiene por objetivo analizar la mirada de la Iglesia sobre la mujer para presentar una propuesta de un nuevo feminismo que reconozca la constante y continua contribución femenina en la Iglesia y en la vida pública. Este proceso ha sido inspirado e impulsado por los movimientos feministas y por la diversidad de grupos de mujeres que anhelan que su dignidad sea reconocida, promovida y respetada.

María Luisa Aspe historiadora mexicana, Marta Rodríguez ex jefa de la sección mujer del Vaticano, Paola Binetti Diputada Italiana y las hermanas benedictinas Patricia Henry y           Maricarmen Bracamontes, cinco mujeres reconocidas por su amplia trayectoria tanto eclesial como secular y que están a cargo de los cursos de esa diplomatura, comparten su visión sobre los feminismos, el rol de la iglesia y el papel de la mujer dentro de ella.

Doctrina Social de la Iglesia - Mujer

-¿Por qué un diplomado en feminismo, género e identidad católica? ¿Es necesario un diplomado para hablar de estos temas en la Iglesia? ¿Por qué?

María Luisa Aspe (MLA): “De entrada habría que considerar que en la realidad no hay tal cosa como una identidad unívoca. En el contexto actual, marcado entre otras cosas por el creciente pluralismo, habría que hablar de feminismos, concepciones de género y distintas maneras de concebir y habitar una misma identidad católica. Creo que por ello precisamente es importante un diplomado en estos temas. La iglesia y los católicos no son monolitos. Nos toca hacer vida en la diversidad.

Paola Binetti (PB): No es necesario un diplomado para hablar de feminismo, género e identidad católica en la Iglesia. Cualquiera puede hablar de este tema a partir de su experiencia personal, humana y profesional; a la luz de los valores que hemos aprendido ya en nuestra primera formación. Pero en el contexto cultural actual en estos temas se refleja una visión de la mujer, de la familia, de la orientación sexual que en muchos casos chocan con la ley natural antes y luego con la visión cristiana y por esto se exige una capacidad de análisis y de síntesis que no es ni obvia ni fácil. para hablar. De aquí la necesidad de estudiar y profundizar bien estos temas, por ejemplo siguiendo un diplomado.

Patricia Henry, o.s.b. (Patricia) y Maricarmen Bracamontes, o.s.b. (Maricarmen):

Maricarmen: En todas las Iglesias se están tratando estos temas desde hace tiempo. Es evidente que son diversos los puntos de vista en relación con el significado de esos conceptos aún dentro de una misma confesión de fe. Una actitud de escucha atenta y sin prejuicios ayudaría a una mejor comprensión entre la diversidad de comprensiones.

-¿Cuál es la mirada de la Iglesia sobre los feminismos? ¿Puede existir un feminismo católico? ¿Cómo se aproximarán ustedes al tema del feminismo en el diplomado? ¿Es el feminismo un enemigo de la Iglesia?

MLA: La mirada de la Iglesia sobre los feminismos debiera estar sujeta a varias consideraciones: la primera es que no es unívoca su visión, coexisten al interior diversos feminismos, distintas concepciones y miradas sobre la mujer. También, que estos, para habitar en el seno de la iglesia habrían de remitirse a la dignidad fundamental de la persona y, por tanto, de la mujer. Que se enmarcan en una antropología filosófica, en un corpus doctrinal y en una realidad histórica que los condiciona. No creo que la iglesia desde las perspectivas enunciadas sea enemiga de los feminismos, creo sin embargo que en la práctica tiene una deuda enorme con la mujer y sus visiones. La dignidad fundamental de la mujer con las consecuencias que conlleva, no se vive cotidianamente en la iglesia, como tampoco lo hace en el mundo y la realidad seculares.

Marta Rodríguez (MR): Me es difícil hablar de “la” mirada de la Iglesia, porque la Iglesia somos todos los bautizados. En ese sentido, creo que hay muchas miradas distintas: de acogida, de temor, de juicio, de aplauso… Tampoco creo que se pueda hablar de “el feminismo”, porque hay muchos tipos de feminismo. Personalmente me identifico con ciertos tipos, y me distancio claramente de otros. Creo que uno de los objetivos del diplomado es precisamente hacer este tipo de distinciones, y dar pautas de discernimiento. El Papa Francisco dice que él aprecia el feminismo siempre y cuando no pretenda la uniformidad ni la negación de la maternidad (AL 173). Ahí hay ya una clave. No todo entra en la misma caja. Con todo, yo creo que tenemos que dejarnos interpelar por las preguntas e inquietudes que hay detrás de todas las posiciones, incluso por las que parecen más lejanas”.

PB: “La Iglesia más que una visión de lo feminismos tiene una visión de la mujer que en clave de principio empieza con el papel de Maria, Mater Gratiae: todas la gracias llegan al hombre a través de María, puesto que su Hijo no le niega nada; pero en los hechos concretos a menudo la Iglesia mantiene la mujer en un segundo plan con respeto al hombre. Juan Pablo II en la Mulieris dignitatem y en la Carta a las mujeres, ha insistido muchísimo en la dignidad de la mujer y el Papa Francisco, por primera vez, está llamando a las mujeres a desarrollar tareas de gobierno en los distintos órganos de la curia. Es una revolución silenciosa que dará sus frutos en el tiempo… El feminismo de por si no es enemigo de la Iglesia, hasta que defiende el derecho de la mujer a ver reconocidos sus derechos de paridad, por ejemplo el derecho al voto, el derecho a ocupar cargos de responsabilidad, el derecho a tener el mismo sueldo de los hombres a la paridad de tarea… . Puede ponerse en posición conflictual cuando defiende temas como el aborto, el útero por alquiler, etc… En las clases que daré en el diplomado intentaré mostrar cómo en la mujer se dan al mismo tiempo: paridad de dignidad con el hombre (Inteligencia, determinación, valores morales, capacidades organizativas, etc…) y especificidad de talentos: no cuáles y cuantos, sino cómo se expresan. De toda forma la maternidad, en sus distintas facetas, queda como la mayor peculiaridad de la mujer”.

MC: “La Iglesia Católica en su riqueza como institución y como Pueblo de Dios tiene más de una mirada con relación a estas realidades históricas. Desde el mismo Magisterio de la Iglesia existen matices en la comprensión de los mismos. Si consideramos la definición del término “Católico” como universal, y la realidad diversa que conforma a la Iglesia Católica, no me parece que podríamos hablar de un feminismo católico”.

PA: Entre las comprensiones de “Feminismo” que conozco, me identifico con la siguiente: “Una perspectiva y un movimiento que surgen desde el reconocimiento de las discriminaciones/desigualdades hacia las mujeres y las niñas, que afectan todas las relaciones humanas, y que proponen cambios en las estructuras que impiden el florecimiento de todas las personas y de toda la creación, nuestra Casa Común”.

La mayoría de los feminismos no son enemigos de la Iglesia. Las distorsiones de muchos de ellos, ante la falta de una escucha atenta a sus propuestas, es lo que les podría hacer parecer de esa manera. Y, si hubiera quienes en la Iglesia les consideraran “enemigos”, habría que aludir al único y mayor de los mandamientos”.

-¿Cuál es la contribución de la mujer al interior de la Iglesia?, ¿cuál es el papel de la vida religiosa femenina en la Iglesia? ¿Existe machismo en la Iglesia? ¿Cuáles son los principales problemas o desafíos que enfrenta la mujer en la Iglesia?

MLA: Es enorme y no se ve. Como decía una religiosa: “es la infraestructura de la Iglesia, lo que no se ve pero sostiene a la estructura”. Suscribo. No es concebible la acción social de la Iglesia sin la mujer, es el soporte de la vida jerárquica, diocesana y parroquial y, sobre todo, sigue recayendo en la mujer la transmisión generacional de la fe. Una encuesta robusta, con validez científica para el contexto latinoamericano arrojaba el dato de que la transmisión de la fe por vía de los sacerdotes es del 7%, y de las mujeres, superior al 70…

Esto quiere decir que la sobrevivencia de la Iglesia (en términos socio-históricos, sin ponerle límites a la Providencia), depende de la mujer y de las mujeres. La primera muestra del machismo en la Iglesia radica en que casi ningún varón daría por cierta esta realidad incuestionable. El reto es enorme: se trata de conversión personal e institucional; de acción afirmativa en cuanto a contemplar la presencia de las mujeres en cargos administrativos, en la realidad laboral sin menoscabo de los derechos y un enorme etcétera.

MR: De entre todas las cosas que podría decir, me quedo con una: creo que las mujeres tenemos hoy la misión particular de despertar el rostro femenino de la Iglesia, y de ayudarle a comprenderse a sí misma desde esta perspectiva. El Papa habló en el Summit de tutela de los menores (febrero 2018) de la necesidad de que pensemos la Iglesia con “categorías de mujer”. Creo que esto es muy necesario, porque las mujeres han estado siempre presentes en la Iglesia, pero su voz no siempre ha sido tenida en cuenta como tal. Y la Iglesia necesita esta voz, junto con la de los hombres, para ser plenamente ella misma.

Creo que en la Iglesia existe machismo, como existe machismo en la sociedad. La Iglesia no es una institución humana, pero es también humana: formada por hombres y mujeres que son hijos de su tiempo y de su cultura. Por eso nos tenemos que seguir dejando interpelar por la verdad del ser humano contenida en la Revelación, y seguir convirtiéndonos de esquemas y prejuicios.

PB: La contribución de la mujer es en la Iglesia lo mismo que en la sociedad: en gran parte depende de sus características individuales, igual que el hombre, y en parte de su capacidad de ser mujer en su dimensión generativa, capaz de incluir también personas distintas, de comprender sus exigencias de manera empática, de tener una relación de ayuda en que se configura la ética de la cura, la capacidad de hacerse cargo de los demás. En la vida religiosa las órdenes femeninas se han hecho cargo de la enfermedad y de la discapacidad: en hospitales y en la asistencia domiciliaria. Han fundado conventos dedicados a la promoción de la mujer, empezando por la tarea de enseñar a personas ricas y pobres; han hecho de las políticas sociales su punto de referencia claro y fuerte dentro de un marco de evangelización. De toda forma, según dicen muchas religiosas, en la Iglesia hay algunos comportamientos que parecen, y a veces son, expresión de machismo, o sea de presunta superioridad del hombre, aunque cuando esto no es verdad. El Papa Francesco también ha denunciado esta manera de comportarse, invitando a las mujeres a reaccionar.

PA: Considero que no se puede hablar de “la mujer” en abstracto, sino de “las mujeres” en concreto, porque sus situaciones y sus contribuciones son extremadamente diversas, desde las mujeres que trabajan incansablemente en la preparación y la venta de alimentos para reunir fondos para construir los templos, hasta las que ocupan un puesto en un dicasterio vaticano.

Las contribuciones de las mujeres al interior de la Iglesia son innumerables aunque, en muchas ocasiones, no han sido reconocidas e incluso han sido invisibilizadas. Desde las que testimonian los textos bíblicos: matriarcas, profetisas, juezas, reinas, sabias, guerreras, protectoras, diaconisas, maestras, evangelizadoras, apóstolas, líderes en las Iglesias en el

Cristianismo Primitivo, mártires, hasta las traductoras de las Sagradas Escrituras al Latín, las místicas, las teólogas, las biblistas, las catequistas, las que atienden las comunidades más alejadas y empobrecidas, las innumerables madres y abuelas que a lo largo de los siglos han cuidado la vida y atienden los cuerpos vulnerables de niñas, niños, gente adulta y anciana en general y… miles de etcéteras.

MC: El Papa Francisco ha expresado su dolor al ver a las religiosas ejercer papeles de servidumbre en la Institución. “¡Servir sí, servidumbre no!” La VR femenina en la Iglesia es la que hace cercanía afectiva y efectiva en los lugares más abandonados. Desgraciadamente sí existe machismo en la Institución. Un machismo, propio de la cultura patriarcal que, además, se sazona con el clericalismo. Ingredientes terribles, que se mezclan no sólo en las relaciones con las mujeres, sino también con el así llamado, “laicado” en general. Me encanta una frase atribuida al Papa Francisco: “Si me encuentro ante una persona clerical, en un abrir y cerrar de ojos me convierto en anticlerical. El clericalismo no debería tener nada que ver con el cristianismo”. Un gran problema que enfrentan las mujeres en la Iglesia es su derecho a ser incluidas y reconocidas en sus dones, en su palabra, en su sabiduría. Ellas también son hijas muy amadas de Dios, creadas a su imagen y semejanza. La esperanza es que se ven en el horizonte destellos de sinodalidad. Hace falta que asumamos en la Iglesia el viejo principio del Derecho Romano: Lo que afecta a todos/as, debe ser decidido por todos/as.

Autor: Academia latinoamericana de líderes Católicos

 

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