Portada » «Recordar los beneficios de nuestro Dios»

«Recordar los beneficios de nuestro Dios»

por Pbro. Tomás Trigo
Dios te quiere

Escuchar el episodio Recordar los beneficios de nuestro Dios

«Una vez que comprendemos hasta qué punto Dios está enamorado de nosotros, ya solo podemos vivir la vida irradiando ese amor» (Madre Teresa de Calcuta).

Primero es el Amor de Dios por nosotros, por mí, por cada uno. Después viene, en correspondencia, nuestro amor hacia Él y hacia nuestros hermanos. El primer amor hace posible el segundo. 

Lo primero que debemos hacer es tratar de comprender cuánto nos ama Dios, hasta qué punto está enamorado de nosotros: pedirle y desear la gracia de percibir su Amor.

Para caer en la cuenta de cuánto nos quiere, es muy conveniente recordar con frecuencia, una tras otra, las maravillas que el Señor ha hecho con cada uno de nosotros.

«Muchas maravillas has hecho, Señor, Dios mío, muchos, tus designios en favor nuestro; (…) Si quisiera proclamarlos y pregonarlos, serían incontables» (Sal 40, 6).

Intentemos decir y proclamar algunas de esas maravillas:

Nos ha dado el ser, la existencia. Nos ha dado a nosotros mismos. Por amor. Cada uno puede decir: existo porque mi Padre Dios me quiere. Y sigo existiendo cada segundo porque Dios me sigue queriendo y me querrá siempre.

Cuando todavía no existía, Dios pensó en mí y dijo: “Te quiero, y quiero que existas, y quiero que existas eternamente, para que seas feliz conmigo”. Y es tanto su poder y su amor que, al quererme, me creó.

No soy un ser arrojado a la existencia, nacido por azar, un elemento anónimo de una muchedumbre informe. No estoy en el mundo por casualidad, sino porque mi Padre Dios me quiere. ¡Soy fruto del Amor infinito y personal de Dios!

Aunque alguien pudiera decir que no es fruto del amor de sus padres, siempre puede y debe gritar con agradecimiento: Soy fruto del amor de Dios por mí. 

Tengo un nombre, un nombre único, el que Dios me ha puesto al crearme. El nombre por el que me llamará cuando me reciba en sus brazos. Porque soy “único” para Él.

Después de nacer, me ha hecho renacer a la vida de los hijos de Dios en el sacramento del Bautismo, y me ha dicho: 

«No temas, que te he redimido y te he llamado por tu nombre: tú eres mío» (Is 43, 1).

Pero esto le costó a Jesucristo su pasión y muerte en la Cruz. Lo hizo por mí y por cada hombre. Y lo volvería a hacer mil veces si fuese necesario. Su amor es más fuerte que la muerte. Y todo para que el Padre pudiese decir a cada uno:

«Tú eres mi hijo. Yo te he engendrado hoy» (Sal 2, 7).

Artículos relacionados

2 comentarios

acunaalonzo12@gmail.com septiembre 8, 2020 - 11:04 am

Como puedo contactarlos por WhatsApp

Reply
Pbro. Tomás Trigo septiembre 8, 2020 - 11:37 am

Estimado amigo: creo que es mejor contactar primero por correo electrónico. Es el siguiente: ttrigo@unav.es. Cualquier duda o pregunta, no dejes de hacerla. Estoy a tu disposición. Saludos cordiales.

Reply

Deja un comentario