Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre, siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos, que culminará cuando publiquemos el 150.
SALMO 60 (versículos 1-14)
1 Del maestro de coro. Según la melodía de «El lirio del testimonio». Mictán de David. Para enseñar.
2 Cuando luchó contra Aram Naharaim y contra Aram de Sobá, y Joab volvió para derrotar a Edom, en el valle de la Sal, dando muerte a doce mil hombres.
3 ¡Oh Dios, tú nos has rechazado, nos has deshecho!
Estabas irritado: ¡vuélvete a nosotros!
4 Hiciste temblar la tierra, la agrietaste:
repara sus grietas, porque se desmorona.
5 Impusiste a tu pueblo una dura prueba,
nos hiciste beber un vino embriagador.
6 Diste a tus fieles la señal de retirada,
para que huyeran de los arqueros.
7 ¡Sálvanos con tu poder, respóndenos,
para que se pongan a salvo tus predilectos!
8 Dios habló desde su Santuario:
«Yo repartiré triunfalmente a Siquem
y distribuiré el valle de Sucot.
9 Mío es Galaad, Manasés me pertenece;
Efraím es mi yelmo, mi cetro es Judá,
10 Moab es la vasija donde yo me lavo;
plantaré mis sandalias en Edom
y cantaré victoria sobre Filistea».
11 ¿Quién me llevará hasta la ciudad fortificada,
quién me conducirá hasta Edom,
12 si tú, oh Dios, nos has rechazado
y ya no sales con nuestro ejército?
13 Danos tu ayuda contra el adversario,
porque es inútil el auxilio de los hombres.
14 Con Dios alcanzaremos la victoria
y él aplastará a nuestros enemigos.
Fuente: El Libro del Pueblo de Dios.
Voz Elena Fernández Andres:/Música: Juanjo Cabrera (Spotify) / Juanjo Cabrera (canal de Youtube)
Comentario del Salmo 60
En esta lamentación, aparecen reflejados los diversos momentos de una acción litúrgica, celebrada con motivo de una grave derrota nacional. En la primera parte (vs. 3-7), la comunidad se queja ante el Señor por la dura prueba a que se vio sometida. Luego viene un oráculo del Señor (vs. 8-10), que promete a su Pueblo la total recuperación de sus antiguos dominios. Este oráculo divino se caracteriza por sus audaces antropomorfismos y por su estilo épico. La parte final del Salmo es una reiteración de la lamentación y de la súplica (vs 11- 13), y una profesión de confianza en el poder de Dios (v. 14). Los vs. 7-14 se vuelven a encontrar en el Salmo 108. 7-14.
Fuente: El Libro del Pueblo de Dios /Editorial San Pablo