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Lo mejor de mi vida….

por Mons. José Ignacio Munilla
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A pesar de que ya ha pasado casi un mes de la Navidad, está reflexión que provoca la celebración del nacimiento del Niño Dios, no ha perdido vigencia. Es mas, podrá ser leída en cualquier momento del año.

Estos días ha llamado la atención de no pocos viandantes un ocurrente anuncio, colocado en las marquesinas de las paradas de autobús de algunas ciudades españolas: “Solo un nacimiento ha cambiado el rumbo de la historia. Y no es el tuyo. ¡Feliz Navidad!”. Alguien ha tenido la creatividad y el atrevimiento necesario para sacudir de esta forma nuestra atonía e indiferencia ante el misterio de la Navidad. Esta campaña publicitaria me ha traído a la mente otra reflexión ‘provocativa’ que tuve oportunidad de compartir con vosotros en estas mismas páginas: “Dios existe y no eres tú. ¡Relájate!” … Es una forma incisiva de recordarnos que no somos el centro del universo… ¡Dios ha venido al mundo en Belén! ¡Unidos a Él no hay nada que podamos temer!

Ciertamente, cuánto podemos llegar a sufrir en esta vida si perdemos la conciencia de que el sentido de la existencia no está en nosotros mismos; cuánta desorientación si olvidamos de dónde venimos y adónde vamos… El hecho de que nuestro calendario haya elegido el nacimiento de Cristo como el año 0 de la historia, no es sino un signo de que nuestra cultura ha reconocido en Jesucristo la clave del sentido de la historia, del sentido del universo y del sentido de nuestra propia existencia.

La pobreza más grave de Occidente es la carencia de sentido: ¡Tenerlo todo y carecer de lo esencial! Decía Dostoievski que el secreto de la existencia humana no consiste solo en vivir, sino en saber para qué se vive. Es un verdadero absurdo que nuestra civilización se sienta orgullosa de superar continuamente sus propios límites… para resignarse, finalmente, a que todo concluya en la nada. ¿Para qué todo, si luego es nada?
La vida social no es posible desde el nihilismo y la falta de sentido. Solo la referencia última a Dios da sentido y unidad a la inteligencia acerca del mundo y del hombre mismo. En palabras de nuestro Papa emérito, Benedicto XVI: “Solo el Dios infinito que se ha hecho finito, abre nuestra finitud a la infinitud que da sentido a nuestra vida”.

Pero no quisiera que este artículo expresase verdades de fe que pudieran parecen abstractas.… Puedo y quiero dar testimonio de que lo más trascendente de mis sesenta años de vida, ha sido el encuentro personal con Jesucristo. ¡Lo mejor de mi vida es haberle conocido! En este momento en que la Iglesia me ha llamado a un nuevo servicio, lejos de nuestra tierra vasca, creo firmemente que lo más importante que Dios me ha permitido hacer en estos doce años como obispo de San Sebastián, ha sido hablaros de Jesús, invitaros a fijar vuestros ojos en Él, a beber de la fuente de su Evangelio y animaros a seguir sus pasos. Hago mía la letra de una conocida canción: “Solo hay una cosa importante, solo hay una cosa mejor: al final contemplar su semblante y escuchar al oído su voz. Solo hay una cosa importante: escuchar la palabra de Dios; caminar porque Él va delante y llevar esa cruz que El llevó. Solo hay una cosa importante y es buscar siempre el Reino de Dios; lo demás se nos da por sobrante; todo es gracia de Él, todo es don”.

Os deseo a todos de todo corazón una Feliz Navidad y un Santo Año Nuevo, al tiempo que os invito a pedir al Niño Dios por la unidad de la familia, así como por todos cuantos sufren por motivo de enfermedad, pobreza, soledad, lejanía de su patria, fallecimiento de seres queridos, adicciones, odios… ¡o por falta de sentido en sus vidas!

El pasado jueves, 16 de diciembre, tuve un encuentro con el Papa Francisco en el contexto de la Visita Ad Limina que hemos realizado un grupo de 23 obispos españoles. En el momento de la despedida le pedí su bendición para la Diócesis de San Sebastián, para la Diócesis de Orihuela-Alicante de la que he sido nombrado obispo, así como para el Sexto Continente radiofónico y digital que no sabe de fronteras territoriales, pero al que igualmente estamos llamados a evangelizar. ¡Os pido recibáis esa bendición con confianza filial!
Eguberri On eta Urte Berri zoriontsua izan dezazuela!

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2 comentarios

María Susana Fernández enero 18, 2022 - 11:34 am

Son palabras esclarecedoras y de ESPERANZA. Gracias por compartir estos comentarios que acrecientan nuestra fe.

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Luis enero 19, 2022 - 7:49 am

Bendito sea Dios por dejarme ver este comentario de sabiduría y Fe de un pastor de almas, que me ha animado con alegría y esperanza en mi camino hacia el reino De Dios.

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