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Meditación del día 4 de Enero

por Pbro. Luis A. Zazano

Evangelio según san Juan 1,35-42

Estaba Juan Bautista otra vez allí con dos de sus discípulos
y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?».
«Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.
Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo.
Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro.

Encontrar a quien buscábamos

1) Mirando a Jesús: ¿Dónde está hoy tu mirada? ¿tu atención? ¿qué es lo que hoy te tiene tan preocupado? Creo que Juan pone su mirada en Jesús para ver por dónde irá su vida también. En este camino de tu vida y la mía pongamos la mirada en Jesús, en lo sobrenatural si no la vida se hace muy dura. Vos mismo sabes que en la vida no todo es dos más dos es cuatro. Hay un luchar diario que lleva muchas veces a reconocer las pérdidas y derrotas, pero que si pones tu mirada en Jesús todo se acomoda.

2) El seguimiento: Cuando uno sale a buscar a Jesús también uno mismo se siente interpelado. Es esa situación en donde vos mismo te interrogas si verdaderamente mereces seguirlo. Hoy te confirmo que sí, porque es Jesús quien te eligió y te suma, porque Él no mira tus miserias sino tu corazón y lo que vos podés aportar en la vida de muchos otros. Cuando uno sigue a Jesús le quedan marcados momentos y situaciones, como estos apóstoles «eran las 4 de la tarde». ¿Vos recordás cuándo encontraste a Jesús y lo que te generó? ¿o situaciones hermosas que te marcaron en la vida?

3) Hemos encontrado: Cuando uno tiene un encuentro con Cristo no es egoísta, sale a anunciarlo. Esto me genera el interrogante de si salgo a compartir mi espiritualidad y mi relación con Dios o simplemente caigo en una rigidez institucionalista en donde busco cargos eclesiásticos o puestitos de poder para usar a Cristo como una herramienta de mi ego. El que tiene a Jesús lo comparte y lo lleva a que se encuentre con el mismo Jesús. Vamos a mostrar que Cristo está; «hasta el cielo no paramos».


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