San José, dulce padre mío,
me pongo por siempre bajo tu protección;
considérame como hijo
y presérvame de todo pecado.
Me pongo en tus brazos,
para que me acompañes en el camino de la virtud
y me asistas en la hora de mí muerte.
Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asístanme en mi última agonía.
Jesús, José y María, reciban, cuando muera, el alma mía.
Amén.