Glorioso San José, esposo de la virgen María, dispénsanos tu protección paterna. Nosotros te suplicamos por el corazón de nuestro Señor Jesucristo.
Tú, cuya protección se extiende a todas las necesidades y sabe hacer posible las cosas más imposibles, dirige tu mirada de padre sobre los intereses de tus hijos.
Recurrimos a ti, con confianza, en las angustias y penas que nos oprimen; dígnate tomar bajo tu caritativa protección este asunto importante y difícil que es causa de nuestras inquietudes. Haz que su feliz desenlace sea para gloria de Dios y bien de sus servidores.
Amén