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He venido a traer fuego a la tierra

por Card. Rubén Salazar Gómez
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Hoy nos encontramos con un texto bastante difícil, pidámosle al Señor que seamos capaces de entenderlo y seamos capaces también de aplicarlo en nuestra existencia de todos los días, escuchemos:

Del santo Evangelio según SAN LUCAS 12, 49-53

Dirigiéndose a sus discípulos, les dijo Jesús:
 «Yo vine a encender fuego en el mundo, 
¡y cómo deseo que ya estuviera ardiendo! 
Pero tengo que recibir un bautismo, 
¡y cómo sufro esperando que llegue ese momento! 
¿Piensan que vine a traer tranquilidad al mundo? 
Les aseguro que no: yo vine a traer divisiones. 
De ahora en adelante, si hay cinco en una familia, 
se pondrán tres de una parte y dos de la otra. 
Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; 
la madre contra la hija y la hija contra la madre; 
la suegra contra la nuera  y la nuera contra la suegra» 
Palabra del Señor.

Transcripción de La Voz del Pastor de agosto 18 de 2019

He venido a traer fuego a la tierra, y cuanto quiero que ese fuego esté encendido, y luego el Señor también nos dice una palabra muy extraña, no he venido a traer paz sino división, ¿qué significa en estas palabras de Cristo nuestro Señor? en primer lugar no vamos a entrar aquí en disquisiciones sobre que un teólogo explica de esta manera que otro la intérprete de aquella manera, no, vámonos al contexto general del Evangelio que fue lo que vino a traer el Señor a la tierra, el vino a traer el amor la misericordia, el perdón, tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo para que todo el que cree en él tenga la vida eterna.

 Lo que el Señor vino a traer al mundo es la vida eterna, y esa vida eterna que es la vida misma de Dios en nosotros la tenemos precisamente recibiendo la misericordia el perdón el amor de  nuestro padre eso es lo que el Cristo crea en el fuego del amor un fuego, que verdaderamente se enciende un fuego que tiene que crecer, que tiene que hacerse cada vez más verdaderamente invasor de todas las realidades del ser humano y de la sociedad en la cual nosotros vivimos.

 La imagen del fuego es muy hermosa, que nosotros sabemos perfectamente que el fuego una vez que prende si no se le pone límite, si no se tiene mucho cuidado, puede arrasar todo, puede verdaderamente llegar a una conflagración inmensa, eso lo que el Señor quiere del fuego que él viene a traer que su amor misericordioso que verdaderamente nosotros nos dejemos quemar por ese amor suyo que nos dejemos quemar y ¿qué significa eso dejarnos quemar? pues que nuestras pasiones, nuestros vicios nuestros pecados, todos sean destruidos en ese fuego del amor de Dios en nosotros en nuestra vida, y que por lo tanto nuestra vida sea una vida limpia, sana, una vida en la que no haya excesos, en que no haya desórdenes, sino que tenga una profunda unidad, esa unidad que le da el amor a Dios y el amor a los demás.

 ¿Porque el Señor dice entonces no he venido a traer la paz? es que indudablemente el amor el amor es peligroso ¿en qué sentido?, en el sentido de que el amor verdaderamente es exigente, si yo amo pues indudablemente que esto me exige a mí me exige tomar una serie de decisiones en mi vida, y por lo tanto no significa el dejarme llevar el dejarme conducir por mis tendencias, por mis deseos, por mis pasiones, sino el tener yo la capacidad de controlarme, de ponerle orden a mi vida, de ser disciplinado, y esto también lleva a tomar posiciones que muchas veces no van a ser la del mundo en que nos rodea, porque desafortunadamente el mundo en el que vivimos no es un mundo manejado por el amor, por el contrario es un mundo egoísta, es un mundo injusto, es un mundo violento, pues nosotros estamos inflamados por el amor de Dios pues necesariamente vamos a tener que chocar contra una serie de realidades que no están que no están inspiradas por el amor, sino que por el contrario llevan a la injusticia y la violencia.

 La exposición del cristiano en el mundo es una posición incómoda, por eso el cristiano ha sido perseguido a lo largo de toda la vida empezando por el mismo señor Jesús, que terminó su vida colgado de un madero, crucificado y muerto por nosotros, también nosotros los cristianos tenemos que ser valientes, saber que cuando verdaderamente tenemos el amor de Dios en nuestro corazón, entonces vamos a tener que tomar ciertas posiciones que no van a ser las más agradables para el mundo en que vivimos, vamos a hacer incómodos en el mundo, y por eso el Señor puede decir no he venido a traer la paz, porque indudablemente que siempre habrá esos enfrentamientos esas situaciones difíciles esas situaciones de persecución, esas situaciones en las cuales nosotros como cristianos vamos a sentirnos incómodos en el mundo y el mundo se va a sentir incómodo con nosotros.

 Esto no es fácil esto requiere que todos los días nosotros le pidamos al Señor sabiduría, discernimiento, que siempre le pidamos al Señor que los de la luz que necesitamos para saber cómo tiene que ser nuestra conducta para que contribuya al bien de la sociedad, pero al mismo tiempo con la imagen que él también pone en el Evangelio de sal de la tierra y luz del mundo, seamos personas que llevemos a los demás ese fuego del amor de Dios y no nos acomodemos al mundo en que vivimos, tarea repito, no fácil, pero tarea que tenemos que cumplir con la luz y la gracia que el Señor nota imploremos.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre, Amén.

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