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El Limonero del Señor: Dios y el Coronavirus

por Editor mdc
Nazareno de San Pablo - Caracas

“El Limonero del Señor”, en dicho poema se habla que hubo una terrible epidemia que azotó a Caracas, en 1696

Dios siempre ha ayudado a la humanidad tal cual como veremos más adelante, como muy bien lo describió el gran poeta Andrés Eloy Blanco,  ayudó y salvó a los habitantes de Caracas, de la misma manera Dios no se olvida de la actualidad de la humanidad sufriente por el caso del Coronavirus, que no solamente lo está sufriendo Caracas sino la humanidad entera

Andrés Eloy Blanco (1897 - 1955)
Andrés Eloy Blanco (1897 – 1955)

Andrés Eloy Blanco escribió “El Limonero del Señor”, en dicho poema se habla que hubo una terrible epidemia que azotó a Caracas, en 1696. Ante tal angustia, se decidió sacar la imagen del Nazareno de San Pablo en procesión, en la esquina de Miracielos la corona de espinas de la imagen del Nazareno se quedó enredada y en consecuencia cayó un racimo de limones de unos huertos ahí existentes. Los feligreses recogieron los limones y se los dieron a los muchos enfermos de la peste quienes sanaron totalmente luego de tomar los limones que se desprendieron del huerto antes mencionado. El poema es tan bello, con la venia del amable lector lo vamos a reproducir:

El limonero del Señor

“En la esquina de Miracielos
agoniza la tradición.
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor…?
Miracielos; casuchas nuevas,
con descrédito del color;
antaño hubiera allí una tapia
Y una arboleda y un portón.

Calle de piedra; el reflejo
encalambrado de un farol;
hacia la sombra, el aguafuerte
abocetada de un balcón,
a cuya vera se bajara,
para hacer guiños al amor,
el embozo de Guzmán Blanco
En algún lance de ocasión.

En el corral está sembrado,
junto al muro, junto al portón,
y por encima de la tapia
hacia la calle descolgó
un gajo verde y amarillo
el limonero del Señor.
Cuentan que en pascua lo sembrara,
el año quince, un español,
y cada dueño de la siembra
de sus racimos exprimió
la limonada con azúcar
Para el día de San Simón.

Por la esquina de Miracielos,
en sus Miércoles de dolor,
el Nazareno de San Pablo
Pasaba siempre en procesión.

Y llegó el año de la peste;
moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta «Los Hijos de Dios».

La Terapéutica era inútil;
andaba el Viático al vapor
Y por exceso de trabajo
se abreviaba la absolución.

Y pasó el Domingo de Ramos
y fue el Miércoles del Dolor
cuando, apestada y sollozante,
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
hasta San Pablo, se agolpó.

Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.

—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos.


La peste aléjanos, Señor…!

En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.

De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
—¡Milagro…! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor…!

Y veinte manos arrancaban
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.

Miracielos: casuchas nuevas;
la tapia desapareció.
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor…?
¿Golpe de sordo mercachifle
o competencia de Doctor
o despecho de boticario
u ornamento de la población…?

El Nazareno de San Pablo
tuvo una casa y la perdió
y tuvo un patio y una tapia
y un limonero y un portón.
¡Malhaya el golpe que cortara
el limonero del Señor…!

¡Mal haya el sino de esa mano
que desgajó la tradición…!
Quizá en su tumba un limonero
floreció un día de Pasión
y una nueva nevada de azahares
sobre la cruz desmigajó,
como lo hiciera aquella tarde
sobre la Cruz en procesión,
en la esquina de Miracielos,
¡el limonero del Señor…!”

Resaltamos lo siguiente:

—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos.


La peste aléjanos, Señor…!

Andrés Eloy Blanco fue un gran político y un gran poeta. Presidió la Asamblea Nacional Constituyente celebrada en Venezuela entre el 17 de diciembre de 1946 y el 22 de octubre de 1947, era un político de una gran chispa. (Alprazolam) En dicha Asamblea cuando los ánimos se caldeaban tomaba el micrófono y les decía cosas como lo siguiente:

“Señores si no se callan les recito completo el canto a España”.

Luego de esto el auditorio estaba en carcajadas, bajaba la marea y se podía continuar el debate con los diputados un poco más relajados, etc. 

Lo anterior no le quita que de acuerdo a los textos arriba transcritos, no haya sido un hombre de una gran fe en Dios pero no en un Dios alejado y montado en una nube sino en un solo Dios que si clamamos a él, nos ayuda, nos ampara, nos bendice, nos favorece, nos cuida, nos protege, nos sana nuestras dolencias, enfermedades, epidemias   tal cual sanó al pueblo de Caracas de la epidemia que describió muy bien Andrés Eloy Blanco, mediante la devoción del Nazareno de San Pablo y que ahora volverá a ayudar y a sanar si la humanidad clama a Dios por lo del Coronavirus, lo del  Coronavirus ya no solamente afecta a los habitantes de Caracas sino a toda la humanidad; la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo acaba de declarar una pandemia


Además de lo anterior, en el canto a España, Andrés Eloy Blanco escribió lo siguiente:

“Tú recuerdas al nauta en su camino que es Dios quien fija el rumbo y da el destino y el marino es apenas la expresión de un anhelo, pues para andar sobre el azul marino ¡hay que mirar hacia el azul del cielo!”.

Lo anterior implica que para curarse del, por una parte, la humanidad entera tiene que hacer caso y acatar  las correspondientes autoridades sanitarias y políticas y seguir sus indicaciones, esto último se expresa muy bien el párrafo que dice lo siguiente “para andar sobre el azul marino”

Por otra parte, hay que tener en cuenta el otro párrafo que dice “hay que mirar hacia el cielo”

Bien lo expresan los salmos:

«En mi angustia yo invoqué al Señor, y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus oídos y desde su Templo oyó mi voz.» Salmo 18. 7

«Al Señor, en mi angustia, le clamé, y me respondió sacándome de apuros.» Salmo 118, 5

En este sentido somos de la opinión, que en líneas generales, en el caso del coronavirus la humanidad no ha clamado lo suficientemente a Dios como por ejemplo el pueblo de Caracas clamó al Nazareno de San Pablo en la epidemia que la azotó, como muy bien lo expresó Andrés Eloy Blanco es su magistral poema El Limonero del Señor

Dicho de otra manera:

Tenemos la impresión que en el caso del Coronavirus, en líneas generales, a la humanidad le ha faltado oración.

Bien dice el refrán “a Dios rogando y con el mazo dando”, tenemos la impresión que en líneas generales, ha habido mucho  mazo y poca oración

6-Anteriormente dijimos que Andrés Eloy Blanco tenía un concepto del Dios cercano, compasivo, preocupado por nuestro bien,  lo anterior me recuerda un cuadro del Corazón de Jesús que desde hace años llevo conmigo con la leyenda que dice “Amigo que nunca falla“. 

Jesús es el buen amigo, el que nunca falla, en relación a Jesús, buen y verdadero amigo, hay un versículo en La Biblia, que lo recoge el Evangelio de San Juan, que lo dijo el propio Jesús y que es el siguiente:

«Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre» (Juan 15, 14, 15).

Muy bien expresó Andrés Eloy Blanco esta cualidad de Dios cuando escribió “El Limonero del Señor” y que en este momento de pandemia mundial debido al Coronavirus, hay que ir más que nunca al “amigo que nunca falla” para que nos ayude a salir de este aciago momento de pandemia y poder derrotar al asesino del Coronavirus .-

Fuente: Reporte Catolico Laico. Autor: Luis Alberto Machado Sanz

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1 comentario

María D Diaz abril 13, 2020 - 11:15 am

Hace mucho tiempo que no leía poemas y menos en una pagina como esta. Gracias por el poema de “El limonero de Dios”. Dios los siga bendiciendo.
Gracias a Dios por el olor, sabor y color de Tu limonero. ??

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