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Meditación del día 3 de enero

por Pbro. Luis A. Zazano
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Evangelio según San Juan 1, 29-34

Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel».
Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo’.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios».

El Cordero de Dios

1) Acercarse: Jesús se mueve, está trabajando por salvar almas. Esa es su gran misión. Esto que nosotros también asumimos desde el bautismo. Pero ese acercarse que se nos plantea hoy es la actitud de mirar a alguien y poder ayudar a que se planifique y plenifique. No es como en tiempos de las cruzadas donde uno buscaba a las personas para que sean católicas para hacer la religión más fuerte. No. Este acercarse es para que esa persona sepa que vale y que nos importa porque es persona, que no juzgamos su pasado ni su vida, sino que venimos a traerle a Jesús. Esa paz que te llena a vos y que vos la querés compartir. Hoy reconozco que necesitamos una iglesia cercana, porque vos y yo nos hemos encerrado en nosotros mismos. Muchos hoy no tienen paz en sus corazones. Hoy, o este año, ¿a quién te vas a acercar?

2) El Bautismo: Es el sacramento mayor. Es la puerta que nos abre a los demás sacramentos. Es por ello que tenés que valorar mucho este sacramento. Recordá que fuiste ungido para que ningún mal atente a tu alma. Recordá que fuiste bañado para limpiarte de todo y ser una persona limpia espiritualmente. Recordá que se encendió una luz porque viniste a iluminar.

3) Conocer: Será trabajo tuyo y mío seguir conociendo a Jesús. Él nos rompe los esquemas y nos muestra algo distinto de cómo pensar y vivir, incluso de cómo vivir la religión. Aquí está el punto, es el encuentro con Él, quien te permite luego trabajar para conocerlo. Es como una relación de amor. Me busca para que lo conozca y cuando me encuentra me toma y toca lo más profundo que me lleva a buscarlo y conocerlo más, para luego amarlo, porque nadie ama lo que no conoce. «Hasta el cielo no paramos» #5años5continentes

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