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El Papa en Bari: elijamos el amor, aunque cueste

por Vatican News

El Papa Francisco celebró la eucaristía el domingo 23 de febrero en la ciudad italiana de Bari. Allí encontró a los obispos que han participado en el encuentro “Mediterráneo, Frontera de Paz” y a miles de personas que asistieron a la misa.

Francisco comenzó su homilía de este domingo 23 de febrero recordando el texto de Mateo 5,38 donde Jesús cita la antigua ley: «Ojo por ojo, diente por diente». Sobre este versículo, el Papa afirma que significa “un paso adelante” en las relaciones entre las personas, porque “evitaba represalias peores: si alguien te ha hecho daño, le pagarás con la misma medida, no podrás hacerle algo peor. Que las controversias terminaran con un empate era ya un paso adelante”, insiste.

La estrategia de Jesús

El Papa pone en evidencia la estrategia de Jesús: Él “va más allá, mucho más lejos: «Pero yo les digo: no hagan frente al que les agravia» (Mt 5,39). Detrás de esta afirmación está el modo de proceder de Dios mismo: “Que el Padre, nuestro Padre, ama siempre a todos, aun cuando no es correspondido. Él «hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos» (v. 45).

Seguidamente el Papa plantea: “Si queremos ser discípulos de Cristo, si queremos llamarnos cristianos, este es el camino. Amados por Dios, estamos llamados a amar; perdonados, a perdonar; tocados por el amor, a dar amor sin esperar a que comiencen los otros; salvados gratuitamente, a no buscar ningún beneficio en el bien que hacemos”.

La novedad cristiana: el extremismo del amor

Francisco insiste, ante las posibles argumentaciones de que Jesús exagera al pedirnos amar a los enemigos diciendo: “Amen a sus enemigos y recen por los que les persiguen. Esta es la novedad cristiana. Es la diferencia cristiana. Rezar y amar: esto es lo que debemos hacer; y no sólo por los que nos aman, por los amigos, por nuestra gente. Porque el amor de Jesús no conoce límites ni barreras. El Señor nos pide la valentía de un amor sin cálculos. Porque la medida de Jesús es el amor sin medida”.

El culto a Dios se opone a la cultura del odio

El Papa Francisco se cuestiona: “¿Qué me preocupa en la vida: mis enemigos, quien me aborrece, o amar?” A esto responde: “No te preocupes de la maldad de los demás, o del que piensa mal de ti. En cambio, comienza a transformar tu corazón por amor a Jesús. Porque quien ama a Dios no tiene enemigos en el corazón. El culto a Dios es lo opuesto a la cultura del odio”.

El Obispo de Roma insistió en la necesidad de combatir la cultura del odio: “Esta es la revolución de Jesús, la más grande de la historia: la que pasa del odio al amor por el enemigo, del culto a la lamentación a la cultura del don. ¡Si pertenecemos a Jesús, este es el camino!

El Papa nos advierte sobre la consideración de creer que la lógica de Jesús es un fracaso: “A los ojos del mundo Él es un perdedor, pero a los ojos de Dios es un ganador” y citando la segunda lectura, donde San Pablo nos advierte: «Que nadie se engañe […]. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios» (1 Co 3,18-19). “Dios ve más allá. Él sabe cómo ganar. Sabe que el mal sólo se puede vencer con el bien. Nos salvó así: no con la espada, sino con la cruz. Amar y perdonar es vivir como ganadores” insistió Francisco.

Ante la tentación de devolver violencia porque he recibido violencia, el Papa nos recuerda las palabras que Jesús dijo a Pedro: “El Señor también nos repetiría a nosotros las palabras que dijo a Pedro en Getsemaní: «Mete la espada en la vaina» (Jn 18,11) y luego prosiguió: “No, la solución no es desenvainar la espada contra alguien, ni tampoco huir de los tiempos que nos toca vivir. La única solución es el camino de Jesús: el amor activo, el amor humilde, el amor «hasta el extremo» (Jn 13,1)”.

Una gracia que debemos implorar

El Papa nos invita a pensar si lograremos hacer realidad, si lograremos vivir el mandamiento de Jesús. A ello responde: “Si la meta fuera imposible, el Señor no nos hubiera pedido que la alcanzáramos. Pero, solos es difícil; es una gracia que debemos implorar. Se necesita pedir a Dios la fuerza para amar, decirle: “Señor, ayúdame a amar, enséñame a perdonar. Solo no puedo hacerlo, te necesito”. Y también pedirle la gracia de ver a los demás no como obstáculos y complicaciones, sino como hermanos y hermanas a quienes amar”.

“A la tarde te examinarán en el amor” (S. Juan de la Cruz)

Francisco animó a la comunidad a orar intensamente “para ser cristianos de verdad” y afirmó: “Elijamos hoy el amor, aunque cueste, aunque vaya contra corriente. No nos dejemos condicionar por lo que piensan los demás, no nos conformemos con medias tintas. Acojamos el desafío de Jesús, el desafío de la caridad. Así seremos verdaderos cristianos y el mundo será más humano”.

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