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Juan 14,27-31a

por Pbro. Luis A. Zazano
Juan 14, 27-31

Evangelio según San Juan 14,27-31a.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman !
Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí,
pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»

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El proceso de paz.

1) La paz: creo que no hay mayor grandeza que el tener un corazón lleno de paz. Es por ello que toda la celebración gira en torno a ello, a la paz. Tener a Jesús en tu corazón te llena de paz y hoy, más que nunca, vos y yo tenemos que tener paz. Pero paz significa convicción, seguridad y esperanza. Fijate si hoy tenés esos tres ingredientes en tu vida.

2) No se inquieten ni teman: qué linda frase para hoy. No tenemos que inquietarnos ni bajonearnos, debemos seguir. Esto ya está por pasar. Esto nos fortalece como persona y como sociedad… Hay que seguir y mirando para adelante, porque no estamos solos. Hay mucho por hacer. Es como en los tiempos de guerra… Cuando termine tenemos que salir a reconstruir la ciudad y acompañar a los que perdieron todo. En esta pandemia capaz que no todos perdimos cosas materiales o familiares, pero sí muchos perdieron la sonrisa y la mirada esperanzadora.

3) El mundo sepa: es saber que nosotros somos personas que hacemos las cosas por amor. La peleamos a la vida porque amamos vivir y queremos seguir adelante como sea. Tenemos esa fuerza para dar vuelta la página y aprender de nuestros errores, pues ya dejan de ser errores y se convierten en experiencias de vida. Vos y yo tenemos mucho por dar.

Un año con Jesus.

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1 comentario

ana alvarellos mayo 12, 2020 - 5:02 am

Para aquellos que no aman a Jesucristo, viene el príncipe del mundo, para desviar cualquier buena intención que no sea apoyada por el Amor, es decir, no dirigida a Cristo Jesús y sostenida por Él. Una pequeña divergencia es ya suficiente para convertirse poco a poco en una separación cada vez mayor. Solo una duda, un “pero” le da ya al diablo la oportunidad de hacerte pensar de manera distinta a tu corazón y ya perdiste tu paz, esa paz tan importante para perseverar en la fe del Cristo que vive en nosotros. El espíritu de Jesús nos trae esa paz que te ayuda a mirar la vida con una mirada nueva, constructiva, y te mantiene firme en el camino de la vida. El amor a Jesús nos ayuda a compartir su Espíritu, que nos lleva también al conocimiento del Padre y a gozar de estar junto a Él con el Padre. Esos que pretenden pasar por fieles cristianos pero cambian de idea a cada rato como el camaleón, a cada cambio de Papa, cada traición de un sacerdote, cada pedido de un nuevo obispo, lamentablemente digo y confirmo que ellos no aman y no han aprendido a amar a Jesús Viviente, y por lo tanto siguen viviendo sin paz, sometidos a razonamientos humanos y diabólicos. Sigamos siendo fieles, sin tambalear, sin interponer entre nosotros barreras de vanagloria o intereses personales y veremos que nuestra fidelidad producirá verdaderos frutos de vida en nosotros y también en aquellos que están a nuestro alrededor, porque transmitirá esa Paz que Jesús nos regala cada día.

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