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Basílica de la Santa Cruz – Valle de los Caídos – España

por Horacio Espinosa
Caratula

«Yérguese airoso en una de las cumbres de la sierra de Guadarrama, no lejos de la Villa de Madrid, el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo, meta preclarísima del caminar de la vida terrena, y a la vez extiende sus brazos piadosos a modo de alas protectoras, bajo las cuales los muertos gozan el eterno descanso. Este monte sobre el que se eleva el signo de la Redención humana ha sido excavado en inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la Guerra Civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española.» (Fragmento inicial de la Carta apostólica Salutiferae Crucis de su Santidad Juan XXIII con la que se eleva al honor y dignidad de Basílica Menor la iglesia de Santa Cruz del Valle de los Caídos)

Esta obra, única y monumental, cuyo nombre es Santa Cruz del Valle de los Caídos, la hizo construir Francisco Franco como complemento de la Abadía de monjes benedictinos de la Congregación de Solesmes. Este hecho, sumado a que sus restos descansaban en el templo, ha convertido el lugar en el centro de discusión de muchos españoles, pensando incluso en la desacralización del templo. Pero no ahondaremos en este tema, solo lo mencionamos ya que es parte de la actualizad del lugar.

Historia 

La edificación de la Basílica del Valle de los Caídos tuvo lugar entre 1940 y 1958, bajo la dirección de dos arquitectos: Pedro Muguruza hasta 1950 y Diego Méndez desde este año, cuando sustituyó al primero por motivos de enfermedad. La decisión partió del propio Jefe de Estado, Francisco Franco, por unos decretos de abril de 1939 y abril de 1940.

Desde el principio se dispuso que el Estado español, recién salido de una terrible guerra, no invirtiera una sola peseta en su construcción. Para poder financiarlo, se destinaron los fondos sobrantes de la denominada “suscripción nacional”, es decir, las aportaciones materiales voluntarias hechas para financiar al “bando nacional” durante la guerra. Como luego se vio que no era suficiente, desde 1957 se realizaron unos sorteos extraordinarios de Lotería Nacional y a ello se añadieron algunos donativos particulares. Tales sorteos se habían celebrado en los años anteriores para la reconstrucción de la Ciudad Universitaria de Madrid, que había quedado arrasada por ser frente de batalla durante los tres años de guerra.

En las obras de construcción participaron principalmente trabajadores libres y un porcentaje menor, aunque significativo, de presos (entre los años 1942 y 1950) en régimen de redención de penas. La presencia de estos presos encuentra su causa en la organización del sistema penitenciario español, que contemplaba la existencia de la “Obra de Redención de Penas por el Trabajo”, bajo la dirección de un Patronato Central que recogía las peticiones voluntarias de los presos que deseasen reducir el tiempo de su condena por este medio, además de cobrar un salario igual al de los trabajadores libres del ramo y en el lugar, y de disponer de una serie de ventajas (seguros sociales, amplia libertad de movimientos y trato normal con empleados libres, visitas y estancias de familiares, mejor alimentación, etc.). Algunos de ellos permanecieron trabajando como libres después de redimir su tiempo de condena.

En el lugar hay enterradas 33.847 personas distintas, de los cuales 33.833 fueron combatientes de ambos bandos de esa Guerra Civil, y hoy en día está considerada como la fosa común más grande de España.

Atrio

Parte de la polémica del templo está dada también por el hecho de que fue pensada originalmente para conmemorar a todos aquellos que cayeron en lo que el dictador Francisco Franco denominó como la “gloriosa cruzada”. La construcción de este lugar constituía un “monumento a la victoria” de los sublevados en la Guerra Civil española. Pero de nuevo no ahondaremos en este punto, ya que no es el motivo de esta bitácora sino más bien dar a conocer el templo.

Descripción

Sin duda alguna, el elemento más imponente del Valle de los Caídos es la cruz de piedra de 150 metros de altura y que pesa 200.000 toneladas. Este monumento no solo domina las construcciones y la totalidad del paisaje circundante, sino que también es la idea que inspiró el proyecto realizado en el Valle.

Antes de proceder a su realización fueron muy numerosos los diseños a lo largo de casi diez años. Tras el fallecimiento en 1950 del arquitecto director de las obras, su sucesor logró dar forma definitiva a esta extraordinaria arquitectura conjugando la solución de los problemas técnicos con un trazado que se adecuara a la simbología cristiana de la Cruz. Al mismo tiempo se conseguía una simbiosis total con el entorno natural: el Cerro de la Nava es empleado como pedestal milagrosamente surgido en el centro del anfiteatro para aupar en su propia verticalidad la de la Cruz, cuyos brazos se prolongan en los de la cadena montañosa que la circunda.

La altura total de su diseño, como dijimos, es de 150 metros, de los que 25 corresponden al basamento con los cuatro evangelistas (san Juan, san Lucas, san Marcos y san Mateo) y, por encima, las cuatro virtudes cardinales (Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza). Sumando además 17 m. al cuerpo intermedio con las virtudes y 108 m. al fuste de la cruz. Si a ello se le añade la altura de la peana rocosa sobre la que se alza, habría que sumarle los otros 150  m. correspondientes a ésta.

Lo cierto es que el Valle acoge la cruz más alta del mundo: mide cinco veces más que el Cristo del Corcovado de Río de Janeiro (30 m.), 60 metros más que la Estatua de la Libertad de New York y lo mismo que la Torre Picasso en Madrid. Por dentro la cruz está hueca. Tiene un pequeño ascensor y unas escaleras de caracol que llegan hasta los brazos. Estos miden 23 m. en cada dirección, con lo que son miles de toneladas de hormigón, granito y hierro suspendidas en el aire.

La construcción se hizo sin andamiaje, elevando la edificación desde dentro, como si se tratara de una chimenea; al mismo tiempo iban subiendo las escaleras y el montacargas, donde ahora existe un ascensor, por el interior. Los brazos, con una orientación norte-sur, se realizaron también sin andamios, colgando una plataforma del armazón de hierro, según se iba montando éste.

El conjunto es visible desde 40 kilómetros de distancia. La cruz puede soportar vientos de hasta 340 kilómetros hora. Está calculada para la eternidad.

El templo en sí es un híbrido conformado por panteón, monasterio y mausoleo. La iglesia se excavó en el costado de la montaña: una cripta larga y estrecha de 22 metros de ancha y el doble de alta, rematada en bóveda de medio cañón, con capillas laterales y al fondo un ensanchamiento rematado en cúpula.

Nave Ingreso

La visita

Desde la autopista, llegando a El Escorial, se destaca sobre la montaña el gran monumento, a mi parecer, a la reconciliación española. Soy argentino, por lo que mi opinión mucho no cuenta. Pero sí me queda claro que el monumento genera una división de opiniones admitiendo varias lecturas: ¿es un monumento a la reconciliación tras la guerra como aseguraba la propaganda del régimen o se trata simplemente de un proyecto megalómano del dictador que quiere que su memoria desafíe los siglos unida a una gran obra?

Más allá de esto, la clave espiritual del monumento es la Redención obrada por Cristo (la Santa Cruz) y su valor de reconciliación: entre Dios y los hombres y de estos entre sí.

La presencia de un monasterio y de unos monjes ayudan a cambiar del todo el significado de origen, concibiendo así al lugar como centro de actividad espiritual y cultural.

Sin importar la ideología, este patrimonio cultural constituye una parte de la memoria de España, la cual representa una época oscura y triste de la historia española.

En la homilía de la Misa de consagración de la Basílica, el cardenal Cicognani (enviado por Juan XXIII) dijo: «Esta Basílica, al igual que toda otra basílica, debe ser un centro de irradiación espiritual, un santuario adonde se dirijan los sentimientos de adoración y veneración de los fieles. Esta Basílica, dedicada a la Santa Cruz, debe ser como un místico recinto donde las almas se encuentren en su propia atmósfera para meditar los misterios de Dios, especialmente el de la Redención. Cristo crucificado, que se alza aquí en el altar mayor, en una pieza de arte admirable, y en la cumbre de la montaña la altísima Cruz, lanzada a los espacios cual flecha que señala el cielo, como señal de esperanza y garantía de salvación; una cruz que domina todo el valle y lo ilumina cual faro de luz redentora. […] Frente a la Cruz, salen al paso a nuestro espíritu el pensamiento y la doctrina de san Pablo en su Carta a los fieles de Colosas acerca de Cristo y del sacrificio de la Cruz, en el cual ve San Pablo la redención y la reconciliación del género humano con Dios, y la pacificación de todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, merced al primado que sobre todas las cosas tiene Cristo».

Ingresamos caminando el último tramo hasta llegar al atrio. Uno se siente inmensamente pequeño ante la Cruz. No sé si realmente el diseñador pensó en esto, pero realmente uno toma dimensión del sufrimiento que ha pasado nuestro Redentor en el momento de su crucifixión, llevándome a reflexionar sobre lo que Él hizo por nosotros. Al pie de la Santa Cruz, se puede ver a María abrazando a su Hijo.

Ingresar al templo significa ingresar a la montaña propiamente dicho. Es un viaje al interior de la tierra, como ingresando nuevamente al útero materno tras haber pasado el recordatorio del sufrimiento de nuestro Señor.

Caminamos en silencio ingresando al templo, solo iluminado por una luz tenue, hasta llegar al lugar donde celebraríamos la Santa Misa, que fue en nuestro caso en una capilla lateral de las varias que hay.

La Misa celebrada por nuestro guía durante la peregrinación fue muy emotiva, ya que el mismo sacerdote nos hizo ver la importancia histórica del lugar, y además nos hizo saber de las miles de personas que allí mismo habían sido enterradas, haciendo del lugar un templo y un campo santo.

Finalizada la celebración, nos retiramos en silencio, con la extraña sensación que causa salir de esa especia de útero donde la madre tierra se une con nuestro Salvador para mostrarnos nuestra pequeñez.

Tips de Viajero

  • Horarios de Misa: 
    • Lunes a Sábado 11:00 hr. Misa con cantos gregorianos.
    • Domingos 13:00 – 17:00 hr. (verano 17:30 hr.)
  • El ingreso fuera de los horarios de Misa tiene un costo de 9 euros.
  • El Valle de los Caídos queda a 55 km aproximadamente desde Madrid. En un viaje corto que vale la pena.
  • Visitar el Sitio Real de San Lorenzo y el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde destacan:
    • Palacio de los Borbones.
    • Palacio de los Austrias.
    • Museo de Pinturas.
    • Panteón de Reyes.
    • Biblioteca del Monasterio.

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