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Mateo 21, 28-32

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 21, 28-32

Evangelio según San Mateo 21,28-32.

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: ‘Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña’.
El respondió: ‘No quiero’. Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: ‘Voy, Señor’, pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?». «El primero», le respondieron. Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él».

 

 

Hacer la voluntad de Dios.

1) El que se arrepiente: es la actitud del primer hijo. Es cuando hay un arrepentimiento verdadero, un cambio de direccion. Es esto lo que debe pasar en tu vida, No podes siempre ir con tu terquedad. En la vida hay momentos de crisis y son esos momentos los que te hacen definir y madurar. La madurez implica arrepentirse y cambiar. No es tan sólo quererlo sino también buscarlo y dar muestra de cambiar para seguir la voluntad de Dios y no la de uno.

2) La falsedad: es cuando decimos si si pero en el fondo es un no. Es un problema también de identidad, Ya que por temor al qué dirán muestra otra cosa. Es cuando se presenta la típica actitud inmadura de querer quedar bien con todo el mundo. Todos tenemos un poco de esto; en donde nos cuesta renunciar y asumir la propia responsabilidad. Incluso en la via religiosa, en donde a Dios lo usamos de escape o como un garante de lo que queremos.

3) La voluntad: es aquí donde uno debe cuestionarse y mirar su identidad. La vida esta marcada por compromisos y fidelidad a la Palabra y decisión que uno toma. Nadie puede obligar a nadie pero uno mismo debe asumir la responsabilidad de lo que decide y lo que dice. Es por ello que antes de decidir es conveniente pensar, rezar y confiar. Si estás haciendo su voluntad se que te costará pero la paz tendrás.

Ten confianza porque como dice Santa Teresa: «nada te turbe, nada te espante, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, Sólo Dios basta».

 

 

 

 

 

 

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