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Examen de conciencia al terminar el año

por Pbro. Francisco Javier Dominguez
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Seamos personas que busquemos constantemente la voluntad de Dios

Ya en unos días comenzamos el 2018. Por ello es muy importante que todos y especialmente los sacerdotes que tenemos a nuestro cargo el pastoreo de una parroquia, hacer un buen examen de conciencia sobre como ha ido este año, cómo hemos sido, que no hemos hecho, donde debemos esforzarnos… Sacar tiempo para el conocimiento propio a la luz de Dios es muy importante, porque si no somos capaces de ver nuestra verdad, podemos caminar en la tibieza o por caminos que Dios no quiere. Porque en definitiva lo que Dios necesita de los sacerdotes y de todos los cristianos es que seamos personas que busquemos constantemente la voluntad de Dios, lo que Dios necesita de nosotros, lo que la Iglesia necesita de ti y de mí. Si nos damos a nosotros mismos eso no dará fruto, lo que el mundo necesita son sacerdotes y cristianos pobres que lo único que tengan para dar sea a Jesucristo. Pobre en el amplio sentido de la palabra: pobre de egoísmos, de soberbia, de críticas, de impurezas… Porque no podemos olvidar que lo que vale un sacerdote y un cristiano es lo que vale su corazón, lo que hay en su corazón, lo que alberga su corazón.

Os animo a que hagáis examen de conciencia frente al Sagrario meditando estos textos de la Sagrada Escritura:

Gálatas 5, 18-25

Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, discordias, envidia, cólera, ambiciones, divisiones, rivalidades, borracheras, orgías y cosas por el estilo.

Y os prevengo como ya os previne, que quienes hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios.

En cambio, el fruto del Espíritu es: Amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí. Contra estas cosas no hay ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con las pasiones y los deseos.

Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.

1Jn 2,3-6

En esto sabemos que conocemos a Cristo. En que guardamos sus mandamientos. Quien dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en Él. Quién dice que permanece en Él debe vivir como vivió Él.

Jdt 8, 21b-23

Recordad como fueron probados nuestros padres para ver si verdaderamente servían a su Dios. Recordad como fue probado Abrahán, nuestro padre, y , purificado por muchas tribulaciones, llegó a ser amigo de Dios. Del mismo modo, Isaac, Jacob, Moisés y todos los que agradaron a Dios, le permanecieron fieles en medio de muchos padecimientos.

St 1, 19-20.26

Sed todos prontos para escuchar, lentos para hablar y lentos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere. Hay quien se cree religioso y no tiene a raya su lengua; pero se engaña, su religión es vacía.

Rm 12, 9-12

Que vuestra caridad no sea una farsa, aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad no seáis descuidados; en el espíritu manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

Mateo 25, 31ss

Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante Él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.

 

 

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