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Tierra Santa: Samaria, el Pozo de Jacob y Jericó…día 8

por Horacio Espinosa
Iglesia Del Buen Pastor en Jerico

Hoy abandonamos la Ciudad Santa buscando agua en el desierto, tratamos de ver a Jesús y le pedimos que nos ayude a no caer en la tentación.

Asi fue que llegamos a la tierra de Sammer donde vivieron los Samaritanos. Estos eran judíos que fueron desterrados de Jerusalén por tener sangre mezclada y no ser considerados puros. Estamos hablando del ańo 500 AC cuando Jacob perforó un pozo de agua que llega hasta nuestros días.

Ocurrió aquí que el Seńor pasó con sus discípulos y ya cansado les pidió que lleguen al pueblo a conseguir un poco de comida, mientras estos regresaban se acerca al pozo de Jacob, donde el Señor reposaba y  Jesús le pide agua a una Samaritana que estaba allí, esto de por si era muy raro ya que los judíos no se hablaban (ni se hablan en la actualidad) con los Samaritanos. Es aqui donde el Señor le ofrece “Agua Viva” (Jn. 4)

El “Pozo de Jacob” tiene 73 metros de profundidad, aún sigue siendo un manantial de agua dulce en el desierto.

La Fe Samaritana aún sigue viva teniendo su culto en la cima del Monte Jerezin.

Este es un lugar que reafirma el Antiguo Testamento tanto como el Nuevo, dado que se puede ver la vasija de la mujer que buscaba agua.

El pozo se encuentra dentro de una Iglesia Ortodoxa pero de muy buena gana nos permitieron ingresar.

Continuamos nuestro peregrinaje hacia Jericó donde aquel cobrador de impuesto deseoso de conocer a Jesús se trepó al sicomoro.

Tratemos de entender a Zaqueo, el era un Israeli trabajando para los Romanos, esto era sinónimo de traición, entonces si bien seguramente su economía no sufría problemas sin duda seria mal visto por sus pares y es muy probable que ni el ni su familia pudieran tener amigos.

 

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Por su mismo trabajo al ser Jericó otro punto de recaudación al igual que Cafarnaum, cada comerciante que venia de aquella ciudad traía comentarios sobre Jesús. Esto lo llevo a querer conocer al Maestro que le cambiara la vida. (Lc 19)

Aquí celebramos la eucaristía recordando con mucha emoción que el Seńor se dignó a entrar en la casa de Zaqueo tanto como en la nuestra.

Seguimos recorriendo el desierto hasta llegar Monte de las Tentaciones que es donde el Seńor fue llevado para recibir su última tentación (Mt 4).

Aquí hay un Monasterio Ortodoxo levantado en 1200, y enclavado entre las cuevas que fueron habitadas desde tiempos remotos por ermitaños.

Hay también una pequeńa casa de ejercicios espirituales, y esta la cueva y la piedra que rememora el lugar donde el Seńor fue tentado.

En este sitio leímos la palabra y escuchamos una reflexión del sacerdote que guía la peregrinación. Fue un momento profundo, intenso y sin duda el de más introspección ya que pudimos ver las tentaciones a las que estamos expuestos cotidianamente.

Terminamos el día llegando a Belén para festejar al Nińo que aquí nació.

¡Hasta la próxima!

Horacio

 

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