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Tierra Santa: Santo Sepulcro, Dormición de la Virgen, Monte de los Olivos y Muro de los Lamentos día 6

por Horacio Espinosa
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Muy temprano, bastante antes que el resto de los peregrinos comience su día, decidimos con Andrea ir nuevamente al Santo Sepulcro. En las dos visitas del dia anterior nos había quedado sin poder dedicar un tiempo al Golgota.

Al subir las escaleras como siempre hay algunas personas esperando para poder tocar el lugar donde la cruz del Señor estuvo clavada.

Casi al mismo tiempo ingresan al altar que esta pegado al principal dos sacerdotes que comienzan a celebrar la misa.
Yo comencé a seguir la misa de inmediato, estaba parado a escasos dos metros del altar donde se celebraba.
Yo seguía la misa y al mismo tiempo permanecía en la fila que me dejaría sentir la roca donde estuvo la cruz.
Pasaron los minutos y llegó mi turno, exactamente en el momento de la consagracion. Es decir yo estaba tocando la piedra donde estuvo la cruz, y Jesús vivo estaba a un metro mío. Fue un momento de muchísima emoción, sentir que el ya no estaba donde yo estaba (en la cruz) sino vivo en el altar.

Luego dedicamos un tiempo grande de reflexión mientras Andrea terminaba de rezar un Rosario. Volvimos al encuentro con el resto del grupo y nos dirigimos a San Pedro in Gallicantus.

Este lugar por nombre no dice mucho, pero fue la Casa del Sumo Sacerdote y el lugar donde Pedro negó a Jesus tres veces antes de que cante el Gallo y donde Jesús estuvo encarcelado.

Pudimos bajar a la celda donde nuestro Seńor estuvo y el sacerdote que nos acompaña en la peregrinación leyó la palabra e hizo una reflexión que llevó hasta las lágrimas a varios peregrinos, muchos comparaban sus “celdas” con la del Señor que estábamos conociendo. Momento de mucha reflexión, mucha oración, mucha sanación.

Esta casa esta en el monte Zion, donde también Jesús celebró su última cena y además lavó los pies de sus discípulos. Este lugar se lo conoce como el Cenáculo, y pasó de ser un templo Católico a una Mezquita.

Aquí el Seńor estableció el Sacerdocio y la Eucaristía al decir “hagan esto en conmemoración mia”. Es un lugar bastante pequeńo donde ingresa mucha gente, si bien se ruega silencio muchas veces no se logra. Pero una mirada interesante sobre este punto exacto es que como dijimos hay mucha gente y de diversas partes del mundo con diversos lenguajes, tal como debe haber pasado en aquel Pentecostés.

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Caminamos unos metros y llegamos al templo que recuerda la Dormición de la Virgen. Recordemos que Maria al ser Inmaculada no muere, dado que la muerte es causada por el pecado. En el caso de Jesús El si murió pero por nuestros pecados. También cabe aclarar que la Virgen fue Asunta al Cielo y no Ascendió, es decir fue llevada al Cielo. Lamentablemente no pudimos ver el lugar del ultimo descanso de Maria dado que estaba en reparación, pero si pudimos visitar la Iglesia. Ya en el Monte de los Olivos conocimos la llamada Cueva de las Enseñanzas donde Jesús entre otras cosas les enseñó a rezar a los apóstoles.

El lugar esta dentro de un convento de Carmelitas de Clausura pero se puede conocer. Es hermoso leer esta oración en muchos lenguajes y tuvimos la suerte de que nuestro guía la oró en Arameo, que es la lengua que uso Jesús para enseñarles.

Un poco más alto en el mismo Monte de los Olivos esta la Iglesia que recuerda el lugar donde Jesús lloró sangre por Jerusalem, se llama Dominus Flevit, aquí, casi por casualidad conocimos al padre Lucho, un Franciscano del Norte de Argentina que nos contó cosas muy interesantes, algunos signos que recibió en su vida, y nos enseñó a ser peregrinos en Tierra Santa.

El altar de la Iglesia tiene la vista que seguramente tuvo el Señor al llorar por la ciudad Santa, y la cúpula del templo tiene forma de ojo con lágrimas, muy interesante detalle del arquitecto.

Bajamos el Monte de los Olivos hasta Gersemani.

Este lugar es donde el Señor fue entregado por Judas, pero más allá de esto aquí pasaron muchas cosas. Debemos contar que Getsemani significa prensa de olivos, por consiguiente es un huerto de olivos. Hay plantas de más de 2000 ańos las cuales son testigos vivos de lo que aquí sucedió.

Tuvimos la gracia de celebrar misa aquí mismo, el altar esta detrás de la roca sobre la cual el Señor se retiró a orar y les pidió a sus discípulos que oren con El, pero ellos no pudieron y se quedaron dormidos, esto sucedió mas de una vez. Este hecho nos dejó reflexionando en cuanto nos da el Señor y cuan poco nos pide, y en las veces que nos quedamos dormidos y lo abandonamos como aquellos discípulos.

Para cerrar un día cargado de emociones y sabiendo que era Shabat para nuestros hermanos  Judíos fuimos al Muro Oeste del Templo o como nosotros lo llamamos “Muro de los lamentos”.

El Shabat se observa desde el atardecer del viernes hasta la aparición de tres estrellas la noche del sábado. Esta celebración figura entre los Mandamientos recibidos por Moises como una fiesta semanal. Aquí tuvimos la oportunidad de orar con ellos a Dios, que es único.

¡Hasta la próxima!

Horacio

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1 comentario

Paula noviembre 17, 2018 - 6:06 pm

Que bonitas relato de la Tierra Santa. Emociona. Gracias

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