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Basílica del Sacre Coeur – Montmartre – Paris

por Horacio Espinosa
Caratula

El “monte de los mártires”, como se conoció en la antigüedad al barrio bohemio por excelencia de Paris.

La colina de yeso que domina París desde el norte recibe su nombre derivado de los templos en honor a Marte y a Mercurio en tiempos romanos. También es conocido como Monte de los Mártires (Mons Martyrum). Esta segunda denominación se debe a San Denis, primer apóstol cristiano de la futura capital, enviado para cristianizar esta parte de Galia, quien habría residido con sus discípulos en las canteras de yeso. Una opinión muy antigua sitúa en este lugar su martirio por decapitación

Historia

La colina donde se levanta la basílica del Sacre Coeur se considera un lugar sagrado desde hace miles de años. En él posiblemente los galos afincados sobre estos terrenos tuvieron aquí sus templos, y, tras la conquista romana, se construyesen nuevos templos galorromanos dedicados, como dijimos, a los dioses Marte y Mercurio (algunas de las columnas de estos templos han sido reutilizadas en la vecina iglesia de San Pedro de Montmartre).

Sin embargo, la colina de Montmartre se convirtió en un lugar de culto para los cristianos después de que, según cuenta la historia, durante la persecución del emperador Valeriano, las autoridades romanas descubrieron a San Dionisio predicando en la París romana, ordenando que fuese detenido.

San Dionisio y su compañeros, Rústico y Eleutorio fueron decapitados en lo alto de un monte del actual París, que pasó a llamarse Mons Martyrum, el actual Montmartre.

El relato continúa explicando que después de ser decapitado, San Dionisio recogió su cabeza y se marchó caminando ante la sorpresa de sus verdugos y que, después de caminar 6 kilómetros, se desplomó ante la presencia de una devota cristiana.

Es por esto que, generalmente, a San Dionisio se le suele representar con la cabeza cortada sujeta entre sus brazos y portando la mitra episcopal, como en esta estatua de Montmartre.

En Montmartre se consagró en el año 1147 una abadía que aún se recuerda en una cueva marcada con su nombre. Esta abadía conoció durante los 659 años de su existencia épocas de prosperidad y de vicisitudes, y su última abadesa fue guillotinada durante la Revolución Francesa. En 1843 desaparecieron los últimos vestigios de la abadía.

Asamblea Nacional

En 1873, la Asamblea Nacional decide la construcción de un edificio religioso en homenaje a la memoria de los numerosos ciudadanos franceses que habían perdido la vida durante la Guerra franco-prusiana.

Para entonces, Francia estaba inmersa en una situación social y económicamente complicada. Varios empresarios parisinos, en colaboración con el arzobispo de París y con el beneplácito de la Asamblea Nacional, propusieron la creación de una iglesia en París que ayudara a que su población recuperase la fe religiosa perdida tras tantas desgracias para el pueblo francés, y en memoria de todos los soldados fallecidos durante la guerra.

El lugar escogido para emplazar esta nueva iglesia fue Montmartre y se decidiría consagrarla al Sagrado Corazón de Jesús. La construcción fue realizada acompañada de donaciones de parroquias y particulares. Ya en 1919, en la Primera Guerra Mundial, había terminado y se consagró la Basílica del Sacré Coeur, con el detalle de que los nombres de aquellos que aportaron sus donativos quedaron grabados en algunas de las piedras utilizadas en la construcción.

Los más prestigiosos personajes de la historia religiosa de Francia han pasado por Montmartre, entre ellos: San Germán, la Reina Santa Clotilde, San Cloud, San Germán de Auxerre, San Hugo, San Bernardo y  San Pedro Venerable (asistiendo al Papa Eugenio III, que consagró la iglesia y el altar de la  abadía), Santo Tomás de Aquino mientras profesaba en la Sorbona, Santa Juana de Arco durante el sitio de París, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Sales, Bérulle, Ollier, Bienaventurada María de la Encarnación, San Vicente de Paúl, Santa Luisa de Marillac y San Juan Eudes, que hizo celebrar ahí el primer oficio en honor del Sagrado Corazón.

El 15 de agosto de 1534, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y algunos de sus amigos decidieron, después de reflexiones, meditaciones y oraciones, unirse por un triple voto de pobreza, castidad y mutua consideración por la salvación de las almas. Entonces subieron por la colina de Montmartre, apreciada por San Ignacio por su carácter solitario y sagrado.

Estos primeros padres jesuitas se dedicaron a Dios sin reserva, pronunciaron sus votos y tomaron resoluciones. Así es como fundaron la Compañía de Jesús.

Y en los tiempos modernos, durante y después de la construcción de la basílica: Santa Teresa de Lisieux (que con quince años, en 1887, rezaba en la cripta); el bienaventurado Carlos de Foucauld se consagró al Sagrado Corazón en la basílica en 1889 y Giuseppe Roncalli, futuro Juan XXIII pasó noches de adoración durante 1907, siendo Nuncio apostólico en Francia (1944-1953).

También San Juan-Pablo II, se hizo peregrino del Sagrado Corazón durante su viaje apostólico a Francia, el 1 de junio de 1980.

Descripción

La Basílica fue construida entre 1876 y 1910 en un estilo romano-bizantino. Paul Abadie, arquitecto que la diseñó, fallecido en 1884, nunca vio el resultado final de su obra. Fue Lucien Magne, que hizo el famoso campanario (84m de altura, los habitantes de Montmartre lo bautizaron el minarete), el que terminó la construcción.

Las piedras que sirvieron para la construcción provienen de la provincia de Seine et Marne. Las mismas, a pesar de la contaminación, mantienen a través del tiempo su blancura inmaculada ya que, cuando llueve, la piedra reacciona al agua y secreta calicita que actúa como blanqueador, visible por todas partes, convirtiéndola de esta forma en símbolo de Montmartre. Es, junto al Arco del Triunfo, los únicos monumentos de París construidos con esta piedra.

Si bien la obra finalizó en 1910 (hay versiones que dicen que realmente se completó en 1923), no se consagró hasta finalizada la Primera Guerra Mundial en 1919.

Su estilo arquitectónico ecléctico está inspirado en los diseños de grandes templos: Catedral de Saint-Front Perigueux, Iglesia de la Santa Cruz de Burdeos, Basílica de San Marcos de Venecia y la Basílica de Santa Sofía de Estambul.

Estructura

La basílica posee una estructura de cruz griega, formada por cuatro cúpulas, llegando su cúpula central a los 83 metros de altura, con una claraboya adornada por una columnata.

En el atrio nos reciben dos estatuas ecuestres, la de Juana de Arco y la del rey Luis IX, que coronan un pórtico de tres arcos.

Al ingresar nos reclama la atención el techo del ábside, decorado con el mosaico más grande de Francia, cubriendo una superficie de 473,78m², representando al Sagrado Corazón de Jesús glorificado por la Iglesia Católica y rodeado por la Virgen María junto a San Miguel. Allí puede leerse la frase en latín: «Al Santísimo Corazón de Jesús, de la Francia ferviente, penitente y agradecida».

La torre contiene la campana más famosa del mundo: la Savoyarde. Pesa 19 toneladas, regalada por las cuatro diócesis de Savoie. Fue forjada el 13 de mayo de 1891 en Annecy y traída por 28 caballos, llegando en la noche del 16 de octubre de 1895, día de Santa Margarita María.

Se puede visitar el domo, desde el cual se tiene una magnífica vista de París a 360°, y también la cripta posee la misma disposición que la iglesia y es una de las curiosidades de la basílica.

La visita

Habiendo vivido en París, solo conocía la Basílica desde lejos. Pero, si recuerdan de alguna otra bitácora, en esa época yo no estaba muy interesado en templos. Pero en este viaje habíamos pasado por Notre-Dame de Paris y por la Capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de la Calle Rue de Bac, por lo que la Basílica del Sacre Coeur era una visita que no podíamos dejar de realizar.

Sabiendo de la existencia de los escalones y conociendo el funicular, subimos al Monte utilizando este medio de transporte, el cual nos deja en un costado del inmaculado templo.

Desde tan cerca, es difícil comprender el tamaño que tiene, así que antes de ingresar dimos una vuelta por el exterior.

Como alguna vez mencioné, los templos grandes no son en los que más cómodo me siento. Por el contrario, tener turistas caminando alrededor en el templo, más interesados en sacar fotos que en encontrarse con el Señor, suele no dejarme orar tranquilo.

Sabiendo esto, y sabiendo que esta Basílica es uno de los monumentos más visitados de París, ingresamos.

Al entrar uno se encuentra con la majestuosidad de la imagen del Sagrado Corazón que prácticamente lo envuelve y lo aísla de todo. No sé si fueron las almas de los grandes santos que por aquí pasaron, pero los turistas, a los cuales yo tenía aprensión, de repente no me impedían estar tranquilo, no me impedían admirar el Corazón de Jesús que con su infinita misericordia nos miraba desde lo alto.

Así fue como caminamos hasta el altar mayor, donde de rodillas nos quedamos conversando con Él, sin que ningún ruido nos impidiera hacerlo. No porque los turistas estuvieran en silencio, sino porque estábamos conversando con nuestro Señor.

Tras de un tiempo subimos a la cúpula, que otorga unas vistas hermosas del interior del templo así como de la ciudad.

Al retirarnos, sentimos la extraña sensación de que para muchos de los que estaban con nosotros era una mera visita turística, pero para nosotros había sido una forma más de encuentro con el Sagrado Corazón.

 Tips de Viajero

  • La Basílica se encuentra en 5 Rue du Chevalier de la Barre, 75018 París.
  • Los horarios de visita son:
    • Basílica: 06.00 – 22.00 h.
    • Cúpula. Mayo a septiembre: 8.30 – 20.00 h. Octubre a abril: 9.00 – 17.00 h.
    • Cripta: 10.00 – 17.00 h. (excepto los martes y miércoles en invierno)
  • Montmartre es una colina de 130 metros de altura desde donde se contemplan unas vistas magníficas de París.
  • Llegar a la cima del Monte significa subir 197 empinados escalones. El paisaje durante la subida es muy lindo, pero recomendamos utilizar el funicular de Montmartre (con acceso muy cerca de la boca de metro Anvers) y realizar la bajada de esos escalones en lugar de subirlos.
  • En los alrededores de la basílica hay muchos restaurantes y tiendas, merece la pena dar un paseo por Montmartre para descubrir por qué recibe el nombre de «Barrio de los Pintores».
  • A tan solo unos pasos de la basílica se encuentra la place du Tertre, en el barrio des Abbesses, con sus calles empinadas.

Datos históricos y arquitectónicos www.sacre-coeur-montmartre.com

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