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Belén, pero en Catamarca

por Miguel Cabrera

Belén es una ciudad de la provincia de Catamarca, Argentina y capital del departamento homónimo. Se encuentra en la cuenca semiárida del salar Pipanaco, a orillas del río homónimo y sobre la emblemática Ruta Nacional 40.


El 20 de diciembre de 1681, se fundó Nuestra Señora de Belén. Este nombre puede haber sido dado en referencia a la Virgen del Santuario de Nuestra Señora de Belén en España, como signo de devoción a la virgen, como era el caso con el nombre del departamento y su capital.

La Parroquia y Santuario Nuestra Señora de Belén
Esta parroquia fue creada en el año 1681, su sede Diocesana abarca 360 km2. El primer templo se levantó junto con la fundación del pueblo de Belén. Estaba ubicado en lo que hoy es el presbiterio de la parroquia. En 1751 la gran cantidad de velas encendidas provocó un incendio que lo destruyó casi por completo. Se dejó de utilizar y se construyó un oratorio precario hasta que se pudiera volver a levantar otro templo.
En 1885 se fundó la sociedad de beneficencia la que comienza a recaudar fondos para la construcción del Santuario. El templo actual se inauguró el 06 de enero de 1907. Los planos y su construcción estuvieron a cargo del ingeniero Algeró. El diseño interior fue obra de tres inmigrantes italianos: Basilio Lames, Luis y José Braga y Pedro Gini.


Detalles del templo


Su frente neoclásico repite la imagen ya consagrada de la Catedral de Catamarca (Caravati, 1869), pero con una sola torre. Las campanas del templo también se hicieron en Belén. Para su fundición contribuyeron los pobladores con sus alhajas, aros, anillo, medallas. Por eso dicen que las campanas tañen sonoras cuando cantan gloria o celebran las festividades del pueblo y tristes cuando anuncian la desaparición de uno de sus hijos.
Sorprende la ingeniosa escalera sobre la arquería de ladrillo junto al pórtico de acceso. A la derecha del templo se conserva la antigua casa parroquial del siglo XIX. El interior es imponente, de filiación italiana.
Es de tres naves. Al ingresar a ambos lados del pórtico se observan dos imponentes oleos. El de la izquierda representa Los Desposorios de la Virgen y la derecha una obra del franciscano seglar, Augusto Juan Fusilier que representa a Nuestra Señora del Valle El altar mayor fue construido originariamente en oro, pero modificado en 1966 por las disposiciones del Concilio Vaticano II.
En este Santuario se venera a las imágenes del Cristo de los Milagros y Nuestra Señora de Belén, Santos Patronos de la Ciudad. El resto de la imaginería es antigua, sus piezas son realmente muy bellas.
El camarín se encuentra detrás del presbiterio subiendo una escalinata. Allí se contempla a la Virgen y el Niño que lucen dos hermosas coronas hecha por artesanos. El niño, a diferencia de lo que ocurre con otras imágenes, está despegado del pecho materno. Los cabellos de Nuestra Señora son de pelo natural. En ocasiones luce un poncho de vicuña o ruanas, tejidas por artesanos belenistas, que cubre sus hombros. El manto está bordado con hilos de oro y se cambia periódicamente. La media luna que luce a sus pies fue donada por la familia Gutiérrez en 1962.
El Cristo del Altar Mayor del Santuario vino con la Imagen de la Virgen de Belén, representa al Santo Cristo de los Milagros Señor de los Milagros. Relatos fehacientes de los primeros habitantes, dieron fe que la imagen llegó con la Virgen de Belén, de esta manera el Cura Olmos y Aguilera nombró Patrona a la Santísima Virgen, en aquellos tiempos, de los Valles del Famayfil y al Cristo Santo de los Milagros como Patrono del Valle del Quimivil.
Las fiestas comienzan el 20 de diciembre, aniversario de la fundación del pueblo y terminan el 6 de enero. Dos días antes se adornan las calles por donde va a pasar la Virgen. También se colocan en frente de las casas y de los árboles de la plaza, banderas argentinas y Papales. Al atardecer sacan a la Virgen y conducida en andas por promesantes, comienza la procesión. Desde el púlpito, un sacerdote bendice a los devotos y éstos alzan los pañuelos blancos diciéndole adiós a la Virgen.


El primer milagro


En diciembre de 1700 cubre a Belén una manga de langostas creando una preocupación importante por lo que significa tremendo castigo devastador en plantaciones principalmente frutales. Ante tamaña situación el pueblo se reúne y recogen gajos de las plantas perjudicadas para luego marchar al santuario donde, previo repique de campanas, rezan ante la Virgen invocando su mediación para espantar la manga. También que esto no se repitiera, si su intersección fuera positiva, el pueblo le haría confeccionar para su manto una langosta de oro.
Luego de tres días de permanencia del azote, grande fue la sorpresa del pueblo al constatar un nuevo amanecer con las plantas dañadas reverdecidas y sin rastro de la plaga. La virgen cumplió, y el pueblo también.


Monumento a Nuestra Señora de Belén


El cerro de Nuestra Señora de Belén es un lugar de peregrinación muy próximo a la ciudad, en cuya cima se levanta la blanca estatua de la Virgen; su imagen destaca en la noche como flotando en el cielo.
Desde el cerro hay bellísimas vistas de la villa, el verde oasis y el río El camino atraviesa un sendero empinado, largo y muy agreste, que en verano conviene hacer muy temprano o al anochecer.
En lo más alto del cerro, una virgen con un niño en sus brazos custodia los días y noches de las treinta mil almas que habitan Belén, la pequeña ciudad con aires pueblerinos del oeste catamarqueño, conocida y autoproclamada como la cuna del poncho.
La obra es de 15 metros de altura sobre el Cerro El Tiro, a 1500 metros sobre el nivel del mar, realizada in situ durante tres años de trabajo epopéyico. Todo el pueblo colaboró en su construcción. Quien pudo, con materiales, otros llevando agua y comida a los que lo estaban realizando. El resto cargando los materiales cerro arriba.
Se realizó bajo la supervisión del escultor marplatense Heidelberg Ferrino en 1979, e inaugurada tres años después un 20 de diciembre, día en el que se celebraba el 301º Aniversario de la Fundación de la Ciudad.

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