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Marcos 16,15-18

por Pbro. Luis A. Zazano
Marcos-16,15-18

Evangelio según San Marcos 16,15-18.

Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.»
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».


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Discípulos y misioneros

1)Encuentro y conversión: Quien se encuentra con Cristo le cambia la vida y quien cambia de vida es porque tuvo un encuentro con Cristo. Ser cristiano por convicción y no por tradición tiene una sola implicancia: el experimentar un encuentro con él. Muchos hemos cambiado de vida por ese encuentro con Jesús. Y no me refiero a algo misticoide o super sobrenatural, sino desde esa experiencia que vivió san Pablo y los discípulos de Emaús, ese algo interior que hace arder tu corazón. Recupera esa experiencia en tu memoria ¿cuándo fue aquella vez que sentiste cerca a Dios en tu vida? Y si aún no tuviste, pedile esa gracia. Hoy somos muchos (me incluyo) que encontramos a Jesús en nuestro camino pero nos hemos distanciado de él, hasta podríamos decir que sabemos mucho de Jesús y de teología, pero hemos perdido la vivacidad de llevarlo…

2)Curar y liberar: Esta es la tarea tuya y mía. Los que nos hemos comprometido en ser cristianos vivos no podemos fallarle a Jesús. Estamos llamados a curar, en este mundo donde hay mucha gente herida. Estamos llamados a liberar rezando por otros que en su mente y en su corazón tienen maldad. Hoy, compromete tu fe en la oración por los demás y sé un alivio para los que te rodean y no un peso.

3)Protegido: Si sos un discípulo de Jesús estarás siempre protegido, no te pasará nada porque Dios está con vos. No lo olvides nunca, Dios no te abandona. Hoy celebramos la conversión de San Pablo y cuando Jesús se le apareció le preguntó ¿por qué me persigues? Porque si sos Iglesia, sos propiedad de Jesús. Vos tenés eso divino en tu interior, déjalo que crezca y sé un anunciador formado y entregado como lo fue San Pablo.

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Un año con Jesús

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