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Meditación del día 1 de Abril

por Pbro. Luis A. Zazano
juan 13, 1-15-YT

Evangelio según San Juan 13,1-15

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,
sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios,
se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: «¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?».
Jesús le respondió: «No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás».
«No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!». Jesús le respondió: «Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte».
«Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!».
Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos».
El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: «No todos ustedes están limpios».
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.»

El jueves se hace Santo

1) El sacerdocio: tenemos dos tipos de sacerdocio, porque el sacerdote media, intercede y une. Está por un lado el sacerdocio común, que lo recibimos todos al recibir el bautismo. Porque vos, en tu función de cristiano, intercedes con tu oración y sacrificio por el otro. Sos sacerdote común por el bautismo porque estás «cristificado», sos otro Cristo en la tierra y llamado a anunciar con tu vida la Buena Noticia. Pero también está el sacerdocio ministerial, que lo reciben algunos hombres tomados entre los hombres para guiar a la humanidad. Hoy recordamos su institución. Fueron elegidos por Cristo para llevar a Cristo. Hoy tengamos presentes a nuestros sacerdotes, a los que nos bautizaron, a los que nos dieron la comunión y confirmación, los que nos casaron, los que nos mostraron a Dios. Pero también hoy quiero tener presente a los sacerdotes que están cansados, los que están tristes, los que son adictos al alcohol, los que tienen miedo, los que dejaron el sacerdocio porque no se sintieron comprendidos o por una mala experiencia. Por ellos también recemos hoy, porque siguen siendo de nuestra familia cristiana y cayeron. Capaz que no supimos ayudarlos. Hoy nuestra oración por ellos, porque como dice el salmo: «Tú eres sacerdote para siempre, mediador entre Dios y los hombres».

2) La eucaristía: es lo segundo que viviremos hoy. Es saber que aquí está la vida del cristianismo. Los cristianos estamos gracias a la eucaristía, porque es allí donde nos alimentamos. Es el sacramento que nos mueve y nos lleva al cielo. Hoy tratemos de comulgar, ya sea presencial o espiritualmente, porque es Jesús quien sigue entregándose plenamente por nosotros. Hoy también tengamos presentes a nuestros hermanos dolidos por la vida y por nuestras actitudes, aquellos que se alejaron de la misa dominical por nuestro mal testimonio y por ver cómo nos peleamos en la parroquia o en el movimiento. Hoy pidamos por aquellos que no pueden comulgar presencialmente y es el dolor que llevan en su pecho; que nos mostremos cercanos y hermanos, no jueces. Que nos mostremos atentos con el hermano que necesita de Jesús, porque hoy volvemos a vivir esa experiencia de Jesús mismo, la Pasión.

3) La caridad: el mandamiento del amor. Otra vez nos presenta la clave de nuestra vida cristiana: amar y dejarse amar. Saber que yo puedo dar vida al otro y que el otro puede vivir y revivir con pequeños gestos de amor de mi parte. Porque caridad es dar lo mejor de uno, caridad es ser buena persona, caridad es simplemente ayudar a ser feliz siendo uno feliz. Que este Triduo Pascual nos ayude a cambiar y mejorar.

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