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«Somos fermento en medio de la sociedad, para ser Luz, para ser Sal»

por Mons. Luis José Rueda Aparicio

“Haz brillar Señor, sobre nosotros, tu rostro de vida nueva”

Evangelio según san Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:

“Paz a ustedes”.

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.

Y él les dijo:

“¿Por qué se alarman?, ¿Por qué surgen dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona.

Pálpenme y dense cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo”.

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

“¿Tienen ahí algo de comer?”,

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo:

“Esto es lo que les dije mientras estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí”.

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras,

y les dijo:

“Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto”.

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 18 de abril de 2021

En este tiempo de la Pascua, Jesús sale con nosotros, se pone en camino y hace tres movimientos: en nuestra vida, en nuestra alma, en la Iglesia y a través de la Iglesia en la sociedad. Primero Él nos invita a salir, a no quedarnos encerrados, a buscar la fraternidad, a buscar el diálogo, a buscar la amistad social; pero además, se hace compañero de nosotros, se hace compañero de camino, de nuestros sufrimientos, de nuestras luchas, de nuestras angustias; de personas que han perdido el empleo, que han perdido a sus seres queridos, que están sufriendo por economía, por salud, porque no tienen orientación en su vida, porque no tienen motivación.  Él se pone a caminar con nosotros, pues nosotros dejemos que Él camine a nuestro lado, pero también caminemos al lado del que está triste, del que está solo, del que está abandonado y además, nos manda, nos envía y la Iglesia es misionera, toda; los bautizados, todos; los niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres: “Somos fermento en medio de la sociedad, para ser Luz, para ser Sal”.

Vayamos nosotros como bautizados, vayamos como misioneros, el mundo necesita el anuncio de la buena noticia y de la presencia del Reino de Dios entre nosotros.

El Espíritu Santo nos llenará de alegría y de sabiduría. Que el Señor bendiga a su familia, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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