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Mateo 8 5-17

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 8 5-17

Evangelio según San Mateo 8,5-17.

Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole»:
«Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente».
Jesús le dijo: «Yo mismo iré a curarlo».
Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: ‘Ve’, él va, y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘Tienes que hacer esto’, él lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos».
en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes».
Y Jesús dijo al centurión: «Ve, y que suceda como has creído». Y el sirviente se curó en ese mismo momento.
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre.
Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos,  para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.

 

 

Entró a Cafarnaúm y él le rogó.

  1. Le rogó: es la actitud del centurión, es la actitud que vos y yo debemos tomar para con los que nos rodean, háblale a Dios de aquellos que necesitan de Él, pedí a Dios por los otros. Que tu dialogo con Dios no sea siempre de vos, contale a Dios de tus cercanos, no como chismerío sino para rogar por sus vidas. Hoy hay gente que te necesita y Dios quiere que le contés de ellos.
  2. Como has creído: hay momentos que sentimos que se nos va la fe, que no se completa, que lo imposible nos lleva al pesimismo. Recuerdo aquello de San Francisco, has lo posible que Dios se encarga de lo imposible. Que tu fe no caiga, sino más bien confía y ten fe, con esos dos elementos verás maravillas.
  3. Cura dolencias: Jesús sale al encuentro del que necesita, hoy tenemos enfermedades que no nos permiten caminar en la vida, pero también está la fiebre de lo cotidiano, aquello que te vuelve loco de la cabeza y no te deja tranquilo. Hoy le pidamos a Dios que nos de tranquilidad y el poder seguir adelante en esta vida con fe y sabiendo que Él nos curará.

 

 

 

 

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