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Marcos 3,1-6

por Pbro. Luis A. Zazano
17-1-18_WEB(3)

Evangelio según San Marcos 3, 1-6

Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante».
Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.
Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.

 

 

La dureza de corazón.

1) La mano paralizada: es una mano que no puede actuar, ni ejecutar. Esta dura ante la situación y no decide. Hoy vos podes ser esa mano paralizada que ve la situación, sabe como debe actuar pero no ejecuta; no se anima a dar el paso. Sabe lo que le conviene y lo que no le conviene y sin embargo sigue paralizado. Sé que es difícil llevar la situación y más difícil tomar decisión pero implica actuar y hoy pedile a Dios que te quite esa parálisis.

2) Con el fin de acusar: por fa, no seas uno de esos que busca acusar constantemente al otro. Esas personas que sólo viven para meter púa y encima quieren destruir. Esos envidiosos que como no generan anulan a los que generan. Esa enfermedad competitiva que te lleva a mirar al otro como competencia más que como hermano. Eso destruye y mucho, que el Espíritu Santo nos asista con su gracia para evitar caer en ello.

3) Extiende tu mano: hoy hay alguien quien te necesita, extiende tu mano para ayudar al otro. Es en la solidaridad donde uno crece, es en el servicio donde uno cambia. Si estás aferrado a un vicio ponete manos a la obra y ayuda a alguien, eso va a curarte; metete en algún voluntariado, o hace un servicio en secreto; en fin, eso discerni vos. Pero no dejes que nada ni nadie te quite esa capacidad que tenes de hacer un bien y sentir en tu corazón que lo haces. Vamos, que siempre habrá alguien que no le gustará lo que haces.

¿Vale la pena por eso, no hacer?

 

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