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La Mezquita Catedral de Córdoba

por Horacio Espinosa
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Se trata de uno de los lugares más bellos y ecuménicos que he conocido. Símbolo de poder religioso, es el emblema de la ciudad y uno de los principales atractivos turísticos de España.

La Mezquita Catedral es un templo islámico al que se le añadieron modificaciones en tiempos cristianos, especialmente en el siglo XVI cuando se erigió la catedral cristiana en estilo plateresco. La mezcla de culturas y estilos se funden como testimonio de un pasado distante, signado por el esplendor de la época califal de la Córdoba del al-Ándalus.

Es un enorme cuadrilátero de suntuosas arquerías que tiene 24.000 metros cuadrados de superficie. En el corazón del casco antiguo de la ciudad, está frente al puente romano que cruza el río Guadalquivir. En 1984 el sitio santo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, aunque ya no funciona como mezquita, hoy concurren a orar allí tanto católicos como musulmanes.

Templo Islámico

El lugar que hoy ocupa la Mezquita Catedral parece haber estado, desde tiempos antiguos, dedicado al culto de diferentes divinidades. Durante la época visigoda se construyó en el solar la basílica de San Vicente y luego, tras el pago de parte del solar, se edificó sobre ella una primitiva mezquita.

El templo islámico se construyó bajo el mandato del Emir Abderramán I, durante del siglo I. La consigna fue levantar una mezquita que eclipsara a las de Bizancio y Bagdad y así ocurrió. Con todo, el sitio de culto continuó creciendo gracias a los aportes de otros califas.

La primera mezquita contó con once naves (la central era ancha y las otras más estrechas). Estaban separadas por 142 columnas de origen romano y visigodo que soportaban arcos de herradura superpuestos en los que se alternaban dovelas de piedra caliza blanca y otras constituidas por tres filas de ladrillos rojos.

Una de las curiosidades de este primer tramo de la mezquita es que el mihrab (sitio en el que el líder musulmán dirige las oraciones) está orientado hacia el sureste y difiere en 51 grados de la correcta dirección hacia la Meca. Durante años se han considerado diferentes hipótesis explicativas de esta desviación que condicionó sucesivas ampliaciones. Las razones que se esgrimen van desde un simple error de cálculo geográfico hasta el respeto práctico de cimientos y subsuelos anteriores.

También se dice que puede haber sido voluntad del califa Abderramán que el mihrab apunte al río que va hasta su Damasco natal. Sin embargo, la teoría más aceptada hoy es que la nave principal de la mezquita sigue la orientación de la calle principal (cardo) de la antigua Córdoba Romana (Colonia Patricia).

Por otra parte, durante el reinado del emir cordobés Abderraman II (desde 821 hasta 852), en momentos de paz y prosperidad, se añadieron siete tramos más a la mezquita y ésta se amplió considerablemente hacia el sur. Si bien los soportes siguieron siendo viejas columnas visigodas, se agregaron los primeros capiteles árabes de modelo corintio.

Más tarde, durante el gobierno del gran califa Alhakén II se volvió a ampliar la mezquita y la sala de oración se largo doce tramos hacia el sur. Sin duda, se trata del espacio más suntuoso de esa sala y refleja el momento de brillantez cultural del gobierno de este califa.

Reformas católicas

Cuando Córdoba fue conquistada por Fernando III de Castilla, en el 1236, la mezquita fue convertida en iglesia católica y se prohibieron prácticas religiosas de cultos diferentes. No obstante, en lugar de destruir el templo, los cristianos decidieron preservar su arquitectura y realzar su belleza con nuevos espacios y monumentos de estilo gótico.

Poco después de la conquista, comenzaron las operaciones de la institución capitular del templo como sede del Obispado local, bajo el pontificado de Gregorio IX. Para noviembre de 1238, el cabildo catedralicio ya estaba constituido y fue Inocencio IV quien el 17 de mayo de 1247, fijó en veinte el número de canónigos. El 1 de abril de 1249 se estableció la exclusiva titularidad del cabildo sobre la Mezquita.

Una de las reformas católicas en el templo que tiene merecido protagonismo es la llamada Capilla Real, construida a partir de 1312 tras la muerte de Fernando IV. Más adelante, fue calificada como una obra maestra del mudéjar cordobés de influencia almohade en la bóveda y parte superior y nazaríes en la inferior.

Otra importante obra desarrollada en tiempos de dominación cristiana es la Capilla Mayor. En efecto, los Reyes Católicos permitieron la construcción de esta capilla en el siglo XV junto al lucernario de Alhakén II. Para ello se construyeron arcos diafragma de perfil ojival en una de las naves sobre los que se adaptó, ingeniosamente, un techo de madera, simulando una bóveda de medio cañón apuntado.

El mayor quiebre en el edificio islámico se produjo en el siglo XVI, cuando se erigió una gran Catedral cristiana bajo los auspicios artísticos y arquitectónicos del renacimiento europeo. Esto supuso una ruptura grave de los postulados espaciales islámicos que suscitó acalorados debates.

Durante el reinado de Carlos V se añadió a la mezquita una nave propia de una catedral, la Capilla Mayor. Sin embargo, más tarde el monarca se arrepintió y dijo a quienes habían llevado adelante la obra: “Habéis tomado algo único y lo habéis convertido en algo mundano”.

Paisaje actual

Hoy en día, la gran Mezquita tiene dos zonas diferenciadas, el Patio de los Naranjos o sahn porticado, donde se levanta el alminar y la sala de oración o haram. Por otro lado, el espacio interior se dispone sobre columnas y arcadas bicolores que dividen el lugar en cinco zonas que corresponden a distintas ampliaciones llevadas a cabo.

El patio fue ampliado varias veces para incrementar la superficie de la sala de oración. Bajo los naranjos hay un aljibe que, en tiempos de dominación musulmana, aseguraba el agua necesaria para las purificaciones de los creyentes. Además, el sitio cumplió funciones como escuela infantil y juzgado. Hoy es un bello recinto con plantas y fuentes.

El espacio claustral actual, por otra parte, es producto de la remodelación total llevada a cabo en las primeras décadas del siglo XVI. Por entonces, se cerró el muro norte de la mezquita que se abría al núcleo del patio y se sustituyeron las arquerías periféricas primitivas.

El acceso a la Catedral Mezquita es conocido como Puerta de Las Palmas o Arco de Bendiciones. Tal fachada está constituida por columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan arcos de herradura bicolores. El mihrab es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro.

El alminar o minarete fue levantado a mediados del siglo X, en sustitución de uno anterior. Constaba de un cuerpo principal rematado con una terraza que tenía encima otro más estrecho que finalizaba en cúpula. Si bien esta torre fue empleada como campanario cristiano, debido a su mal estado de conservación entre los siglos XVI y XVIII fue reparada y convertida en una barroca. De todos modos, la torre conserva en su interior los restos del minarete, increíblemente semejante a la Giralda sevillana.

El máximo lujo de la decoración se concentra en el mihrab, con su espectacular arco de herradura rodeado por alfiz en la puerta de acceso. La suntuosa ornamentación se basa en revestimientos de mosaico, mármoles con atauriques y epigrafía. El interior está cubierto con una enorme concha de yeso y las paredes tienen seis arcos ciegos sobre columnillas.

La Capilla Mayor, el Coro y el Trascoro forman el núcleo de la Mezquita Catedral. Junto a la puerta de la Sacristía se sitúa la Capilla de San Bernabé. Luego están la del Ángel de la Guarda y la de la Presentación.

Saliendo del Coro pueden verse las capillas que rodean a la nave. Las del muro de poniente están dedicadas a San Ambrosio; a San Agustín; a los Santos Simón y Judas; a la Concepción de Salizanes o del Santísimo Sacramento; a San Antonio Abad; a la Trinidad; a San Acacio; y a San Pedro y San Lorenzo.

Las capillas del muro sur corresponden a San Bartolomé; a Santa Teresa; a Santa Inés y al Sagrario. En el muro este, están la de la Asunción; la Natividad; la de San José; la de la Concepción Antigua; la de los Simancas, también llamada Capilla del Espíritu Santo; la de la Expectación; la de San Nicolás de Bari; la Bautismal; la dedicada a San Juan Bautista; la de la Concepción; la de San Antonio de Padua y la de Santa Ana.

Las capillas del muro norte, por último, son la de Santa Francisca Romana y Santa Úrsula; la de los Santos Varones; la de las Ánimas, también llamada Capilla del Inca Garcilaso; la de Nuestra Señora del Rosario; la de la Epifanía, también llamada Capilla de los Reyes Magos; la de San Eulogio y San Miguel; la de la Virgen; la de Nuestra Señora del Mayor Dolor; la de San Esteban; y la de San Andrés.  

Mezquita Catedral de Cordoba

La visita

Como muchas otras veces, llegué sin saber lo que iba a encontrar. Ya el nombre del templo me generaba intriga, puesto que nunca había estado en una Mezquita Catedral.

Córdoba no es una de las ciudades más grandes de España pero tiene este monumento que deja sin voz a cualquiera. Es una demostración de que Dios está por sobre todo.

En el mismo viaje, había visitado la Catedral de Sevilla, otrora Mezquita. Allí, como en tantos otros lugares, una civilización se posó sobre la anterior casi sin dejar rastros de la primera. Por eso, en Córdoba esperaba ver mas o menos lo mismo.

Grande fue mi sorpresa cuando advertí que la catedral aún tenía el lugar de las ablaciones islámicas. Descubrí que había un mihrab y también una capilla con el Santísimo Sacramento. Aunque la mezquita no funciona como tal, vi gente de distintos credos rindiendo culto al mismo Dios.

Pasando el Patio de los Naranjos, uno ingresa literalmente en un bosque de columnas. Caminamos entre ellas, fui encontrando capillas insertas en lugares de oración islámicos.

Fui recorriendo el templo, casi sin percibir que estaba en una catedral, dado que desde la puerta no se distinguen ni el altar principal ni el coro. A diferencia de otras iglesias que tuve la gracia de conocer, todo esto estaba escondido.

Realmente, se respiraba un aire puro de Santidad, incluso las personas que allí estaban como turistas respetaban el silencio reinante.

Al llegar al mihrab, noté que en el medio del gran cuadrilátero había una gran capilla, que era el altar mayor. No podía dejar de admirar el lugar que, más allá de su belleza en sí, es un mensaje de Dios de la paz posible entre distintas religiones. 

Fue como si el Señor dijera: «¿Por qué se pelean?» Todos están aquí, todos pueden estar aquí, todos tienen derecho a orar. Sin dudas, ésta fue una experiencia única, llena de ecumenismo, de aprendizaje. Una clara demostración de Amor fraternal y convivencia.

Tips de viajero

  • Es un ejemplo de ecumenismo entre religiones Abrahamicas poco visto en la historia.
  • La ciudad de Córdoba tiene otros puntos turísticos que vale la pena visitar.
  • La entrada a la Mezquita Catedral cuesta 10€ por persona, los niños pagan 5€, y los menores de 10 años entran de forma gratuita. Las entradas se pueden adquirir en un kiosko ubicado en el Patio de los Naranjos.
  • Los horarios de la mezquita son:
    • del 1 de marzo al 31 de octubre:            
      • de lunes a sábado: de 10:00 a 19:00 horas
      • domingos y festivos religiosos: de 8:30 a 11:30 y de 15:00 a 19:00 horas 
    • del 1 de noviembre al 28/29 de febrero
      • de lunes a sábado: de 10:00 a 18:00 horas
      • domingos y festivos religiosos: de 8:30 a 11:30 y de 15:00 a 18:00 horas 
  • Los madrugadores pueden visitar el templo gratis de lunes a sábado de 8:30 a 9:30. Estas visitas son individuales y deben hacerse en absoluto silencio.

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