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Meditación del día 22 de Agosto

por Pbro. Luis A. Zazano

Evangelio según San Juan 6,60-69

Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: «¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?».
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza?
¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.
Pero hay entre ustedes algunos que no creen». En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?».
Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.
Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios».

El Espíritu te lleva a Dios, déjate guiar

1) El Espíritu: Es lo que hoy vos y yo tenemos que trabajar. La presencia del Espíritu Santo en tu vida y en mi vida. Déjate tocar por el Espíritu y deja que tu alma se meta en el Espíritu. Esto no es solo para los carismáticos o para la novena de Pentecostés. Empieza a relacionarte con el Espíritu Santo y movete en Él.


2) Cree: Este es tu proceso, no dejes de creer. Cree en algo, pero cree. Nosotros los católicos creemos en Alguien. Cree, porque quien cree a la misma vida la ve distinta.


3) Solo a Dios: Que tu vida vaya a Dios por el hecho de que es la única opción para verdaderamente vivir. No dejes de ir a Dios, es el único que no te fallará.

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