Evangelio según San Juan 21,20-25.
Pedro,
volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el
mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había
preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».
Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: «Señor, ¿y qué será de este?».
Jesús le respondió: «Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme».
Entonces
se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no
moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: «El no morirá», sino: «Si yo
quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?».
Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero.
Jesús
hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente,
pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se
escribirían.
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Ser testigos.
1) Lo que dijo: Creo que vale tomar un punto importante que ya pasaba en la época de Jesús, el sistema del “teléfono descompuesto” que es aquello de la cual es parte del lleva y trae. Vemos que en la época de Jesús ya estaba y entre los apóstoles se daba, capaz hoy este mal siga dando vuelta entre nosotros y buscamos hacer decir incluso a Dios cosas que él no dijo, hasta el Papa cae en la volteada, pues el teléfono descompuesto o el hacer decir cosas que no se dijo, puede producir grandes divisiones en la Iglesia e incluso debilitarla.
2) El testigo: Por otra parte vemos en la figura de Juan un testigo encendido, busca todas las maneras de expresar la vida de Jesús para que lo conozcan y crean.
3) Mostrar a Jesús: Vos y yo como verdaderos testigos busquemos la manera de mostrarlo y enseñarlo, de manera sencilla pero profunda, sin obligar pero impactando. Que el Espíritu Santo nos de la gracia de testimoniarlo en la unidad y podamos arreglar los teléfonos descompuestos de nuestras parroquias y movimientos.